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Dudas por el rol argentino en el Consejo de Seguridad

A pesar del protagonismo que le imprimió Cristina Kirchner, los especialistas reclaman más acción. Diplomacia y burocracia en medio de la grave crisis en Siria y Egipto.

El centro del planeta. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas representa el espacio en el que las potencias mundiales dirimen sus intereses. Ahora lo preside la Argentina.
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“Hay una impotencia de las grandes potencias para solucionar conflictos que están desangrando a la humanidad”, disparó el jueves Cristina Fernández de Kirchner, en referencia a las crisis en Egipto y Siria. Sus dardos apuntaron a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, presidido en agosto por la Argentina. Esa gestión quedó marcada a fuego por las matanzas de civiles en ambos países.

La situación es particularmente dramática en Siria, donde los rebeldes denuncian que el gobierno de Bashar Al Assad habría usado armas químicas y exterminado a 1.300 personas. En ese contexto, la embajadora Marita Perceval presidió dos reuniones de urgencia y ofició de vocera de los encuentros. Pese a esas gestiones, el organismo de las Naciones Unidas que vela por garantizar la paz y la seguridad internacional aún no fue capaz de detener esos baños de sangre.

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Al explicar ese fracaso, los especialistas consultados por PERFIL sostienen que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no tuvo un rol protagónico en la sede de Nueva York. “No hubo nada que lo diferenciara de otras presidencias de miembros no permanentes. Ningún éxito ni ningún desastre. Sí hubo cierta sobreactuación con la presencia de Cristina Kirchner. No creo que un miembro no permanente tenga peso para tomar iniciativas. Por otro lado, Argentina está aislada y su opinión no es tomada en cuenta”, opinó el ex canciller Dante Caputo.

Argentina tuvo un desempeño correcto, pero sin logros diplomáticos. Si bien los cinco miembros permanentes –Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China– tienen derecho a veto y disponen de la llave para desbloquear la parálisis del Consejo, Argentina, que preside las reuniones, no logró acercar posiciones. “El que tiene la presidencia siempre tiene la posibilidad de imponer agenda, negociar posiciones, sugerir algún tipo de non paper. No es un rol definitorio frente al poder de los cinco permanentes, pero tampoco es un papel menor. Su efectividad depende de la capacidad de negociación y de construcción de alianzas”, expresó Rut Diamint, investigadora del Conicet y profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Di Tella.

“Yo convocaría de urgencia a la Celac, donde están todos los países latinoamericanos, y propondría una gran declaración que sería leída en el Consejo. En ella, ofrecería ayuda a los refugiados. Además, se podría llevar a las reuniones al experto argentino en armas químicas Rogelio Pfirter y proponer una inspección en el terreno, capitaneada por él. El gobierno no lo hace porque Pfirter trabajaba para Guido di Tella”, consideró en diálogo con PERFIL el embajador Fernando Petrella.

Desde el Consejo de Seguridad, Argentina propuso que las violaciones a los derechos humanos en Siria sean juzgadas por la Corte Penal Internacional. Tras una reunión de urgencia convocada el miércoles, Perceval dijo a la prensa que “hay una fuerte preocupación entre los miembros del Consejo” por las denuncias sobre la utilización de armas químicas y sostuvo que “debe haber claridad” respecto a lo sucedido. Así, develó que en la reunión a puertas cerradas, celebrada en formato de consulta, no hubo consenso entre las potencias sobre qué decisión tomar con respecto al conflicto que ya dejó más de 100 mil muertos.

Sin embargo, el diputado del Frente para la Victoria (FpV), Guillermo Carmona, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, valoró como “positiva” la gestión argentina en el Consejo. “La Argentina tuvo un enorme éxito al promover un mayor protagonismo de las organizaciones regionales para asegurar la paz y la seguridad en el mundo. Ha sido un buen comienzo de gestión. Vemos una activa participación de la presidencia en el seguimiento de las situaciones que se plantean actualmente en Medio Oriente”, expresó el legislador oficialista, que acompañó hace dos semanas a CFK a la sede de la ONU.

En la reunión sobre Siria, el organismo de Naciones Unidas se expresó a favor de la investigación ordenada por el secretario general Ban Ki-moon, con el objetivo de determinar si Al Assad o los rebeldes utilizaron gas sarín. Mientras Francia exigía una intervención inmediata, Rusia, aliado de Damasco, declaraba que las denuncias eran una operación de la oposición siria.

“Francia y el Reino Unido son las dos potencias que más pidieron una intervención internacional para derrocar al gobierno de Al Assad. La comprobación del uso de las armas químicas se ha vuelto muy importante desde que Barack Obama declaró que su uso significaría cruzar una línea roja y abrirle la puerta a la intervención. Se trata, por lo tanto, de “convencer” a Obama para que dé luz verde”, aseveró Khatchik Der Ghougassian, profesor de la Universidad de San Andrés.

Al asumir la presidencia del Consejo, la Cancillería argentina emitió un comunicado alabando “la no intervención en asuntos internos”. Ahora, con la guerra civil en Siria en un punto de máxima tensión, esa declaración cobra más relevancia que nunca. Y, mientras en Nueva York siguen deliberando, miles de personas mueren en Medio Oriente.