Más de 70 prisioneros en las cárceles estadounidenses tenían 13 o 14 años cuando cometieron sus crímenes: eran demasiado jóvenes para conducir o mirar una película de terror, pero lo suficientemente grandes como para pasar el resto de su vida en prisión.
Los datos surgen de un informe realizado por la organización Equal Justice Initiative (EJI), basada en Alabama (sur) y que afirma que esto no ocurre en ningún otro lugar del mundo.
A lo largo de un año, los abogados del grupo, que se especializa en la defensa de los ciudadanos más pobres, revisaron los archivos jurídicos de todo el país para detectar la cantidad de adolescentes juzgados y condenados como adultos.
Al menos 2.225 jóvenes de 17 años o menos han sido sentenciados a prisión perpetua sin posibilidad de libertad condicional, un castigo prohibido por la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU, que Estados Unidos no ha ratificado.
Entre estos adolescentes, 73 tenían menos de 15 años cuando cometieron su crimen. Y la mitad de ellos son afroamericanos, una cifra poco representativa de una sociedad donde solo el 12% de la población es negra.
Todos estos adolescentes fueron encarcelados con adultos, en prisiones donde enfrentan los mismos riesgos de sufrir golpizas, violaciones y abusos que sus mayores. Algunos han intentado suicidarse.
"Esta es una consecuencia no deliberada y desastrosa de procesar a niños como adultos: niños demasiado jóvenes para conducir, o ver una película de terror solos, están siendo sentenciados a morir en prisiones de adultos", dijo el director de EJI, Bryan Stevenson.
En la mayoría de los casos estos adolescentes participaron en crímenes en los que murió un adulto. Considerados por lo tanto culpables como adultos, fueron enviados a prisión en base a pautas obligatorias que en algunos casos los jueces no pueden cambiar.
El informe del EJI menciona el caso de la joven Ashley Jones, de 14 años, que ayudó a su novio a matar a su abuelo y tía, e hirió seriamente a su abuela. La vida de Jones había estado marcada por golpizas que le propinaba su padre, violaciones de su padrastro y amenazas de su madre adicta a las drogas. Pero una vez establecida su culpabilidad, el juez no tenía otra opción: cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
En la mayoría de los casos, la severidad del castigo también puede explicarse por la incompetencia de los abogados defensores, según el informe. Un abogado defensor del estado de Florida (sudeste) recomendó a Ian Manuel, de 13 años, declararse culpable en un caso en el cual un cómplice hirió a una mujer, asegurándole que no le darían más de 15 años de prisión. En cambio, Manuel fue condenado a prisión perpetua y el abogado no apeló.
En 1988, la Corte Suprema de Estados Unidos decidió que los adolescentes que tenían 16 años o menos en el momento de cometer sus crímenes no podían ser condenados a muerte. En 2005 esta norma fue ampliada para cubrir a todos los menores, con el argumento de que no necesariamente tenían la madurez necesaria como para ser totalmente responsables de sus actos.
"Creemos que el análisis de la Corte en ese caso es aplicable a la prisión perpetua para niños de 13 y 14 años", indicó Stevenson, estimando que "el castigo es inapropiado también para adolescentes mayores". La cadena perpetua sin libertad condicional es "una manera diferente de pena de muerte, la muerte en prisión en vez de en una ejecución", opinó Stevenson.
Abogados del EJI han presentado apelaciones en cortes de todo el país cuestionando la constitucionalidad de sentencias tan duras para los menores de 15 años.
"Esperamos comenzar a tener resoluciones el año próximo", dijo Stevenson, que confía en que la Corte Suprema se pronuncie algún día sobre el tema.