Sólo 24 horas tardó el flamante gobernador de Nueva York, David Paterson, en develar un secreto que podría haber terminado con su nueva carrera política: Patterson admitió hoy que mantuvo relaciones extramatrimoniales con otras mujeres durante años, una de ellas empleada de la gobernación.
Paterson hizo el anunció en una conferencia de prensa, acompañado por su esposa, Michelle, quien también reconoció haber sido infiel con su marido.
La "confesión de alcoba", un tema estrictamente del mundo privado, cayó como una bomba en los círculos político del estado, luego de que el gobernador Eliot Spitzer renunciara luego de conocerse que era un cliente vip de una muy selecta red de prostitución.
El gobernador Paterson dijo que comunicaba su infidelidad porque no quería que el Estado se distraiga con otro asunto sórdido. "No he violado ninguna ley", dijo, al tiempo que negó haber utilizado dinero de su campaña para mantener sus amantes.
El demócrata contó que su pareja recurrió a ayuda profesional y con terapia pudo salvar su matrimonio, algo que no tiene que ver con su trabajo, sin embargo quería despejar cualquier duda al respecto que pudiera entrometerse en temas de Estado. " Creo que tenemos un matrimonio como el de la mayoría de los norteamericanos, quizás incluso como el suyo", interpeló a quienes lo escuchaban en el Capitolio de Nueva York.
"No hay matrimonios perfecto", lo complementó su esposa Michelle, quien se mantuvo a su lado en toda la conferencia de prensa.
Más allá de sus problemas maritales, queda claro que los límites entre la vida pública y privada han dejado de tener un límite marcado, por lo menos en el ámbito de la política newyorkina, donde el pecado confesado es menos riesgoso que pecado por confesar.