Liderados por Brasil y Alemania, 21 países entre los que se encuentra la Argentina preparan una ofensiva diplomática contra los Estados Unidos en la ONU para frenar sus programas de espionaje cibernético. Las delegaciones que representan a los gobiernos de Dilma Rousseff y Angela Merkel en las Naciones Unidas entablaron conversaciones con otras naciones para alcanzar una resolución general que defienda el derecho a la privacidad en internet.
Se trata de la primera gran iniciativa iniciativa internacional para detener las actividades de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense, en cuyos documentos filtrados consta que espió a por lo menos 35 líderes mundiales y a millones de ciudadanos en todo el planeta. La estrategia de Brasilia y Berlín en la ONU abriría un nuevo frente de conflicto para el gobierno de Barack Obama, acuciado por problemas políticos a nivel interno y externo.
Luego de haber justificado una eventual intervención militar en Siria y de haber sufrido los embates de los republicanos que casi llevan a su país al default, el mandatario ahora debe explicar a sus aliados por qué la NSA les pinchó las comunicaciones. La reacción inicial de las potencias europeas, que exhortaron a Washington a “establecer las reglas para el futuro”, había sido moderada. Pero una acción conjunta de varias naciones en la ONU supondría un reto mayor para Obama.
La revista especializada Foreign Policy publicó el borrador íntegro de la resolución que impulsan Brasil y Alemania y que apoyarían otros 19 países. Además de la Argentina, también apoyarían el proyecto algunos aliados de los Estados Unidos como Francia y México, y rivales como Cuba y Venezuela. Entre los latinoamericanos figuran además Bolivia, Ecuador, Paraguay y Uruguay. También se sumarían Austria, Guyana, Hungría, India, Indonesia, Liechtenstein, Noruega, Sudáfrica, Suecia y Suiza.
El proyecto de resolución insta a los Estados a “respetar y garantizar los derechos a la privacidad”, consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, a “tomar medidas para poner fin a las violaciones a estos derechos” y a “revisar sus prácticas y legislación con respecto a la vigilancia extraterritorial de las comunicaciones y la interceptación de datos personales de ciudadanos en jurisdicciones extranjeras con miras a la defensa del derecho a la intimidad”.
El texto también solicita a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos que presente dos informes en los próximos dos años ante la Asamblea General sobre “los derechos humanos y la vigilancia indiscriminada”, y que dé recomendaciones sobre cómo “identificar y clarificar los principios, normas y mejores prácticas” en la materia.
La iniciativa en la ONU refleja el papel protagónico que asumió Rousseff en el rechazo internacional a la vigilancia secreta de la inteligencia estadounidense. Desde que Snowden reveló que la NSA le había intervenido su propio celular, la jefa de Estado encadenó una serie de acciones defensivas: suspendió una visita protocolar a los Estados Unidos; propuso la creación de un “escudo digital” a partir del armado de nodos de internet propios; e impulsó un foro mundial que reglamente el uso de internet.
Al mismo tiempo, la Policía Federal de Brasil le apunta a gigantes informáticos como Facebook, Google, Microsoft y Yahoo que habrían colaborado con la NSA. Esta semana se supo que los investigadores brasileños solicitaron permiso a los Estados Unidos para interrogar en ese país a los directivos de esas compañías digitales. Así, podría darse la impensada situación de que el joven creador de Facebook, Mark Zuckerberg, termine declarando ante la policía de un país latinoamericano por una red de vigilancia mundial.