Hace 38 años, el riquísimo Richard John Bingham, séptimo conde Lucan (pariente lejano del príncipe Guillermo de Inglaterra), asesinó brutalmente a la niñera de sus hijos. Como en las mejores novelas de Agatha Christie, nunca más se supo de él. Se lo vio en Dublín, Melbourne, Johannesburgo, pero nadie consiguió atrapar nunca al "“Monstruo del Lago Ness" de la nobleza. Al día de hoy, la policía acumula testigos y datos, y sigue tras las huellas del noble más buscado de la historia británica.
El 7 de noviembre de 1974 fue la fecha que Bingham, de 39 años, eligió para asesinar a su esposa, lady Veronica Duncan, quien tenía problemas mentales y con la que mantenía una amarga batalla por la custodia de los hijos tras el divorcio. Agobiado por la situación y dominado por la ira, llegó hasta su casa para cometer el crimen que no sucedió. En lugar de su esposa, fue hallada muerta la niñera de la familia, Sandra Rivett, de 29 años, que tenía el día libre pero por alguna razón estaba en la casa de los Bingham esa noche. Tras asesinarla, al conde se lo tragó la tierra.
Lucan era un aristócrata elegante y poderoso, atractivo y jugador empedernido. Acumulaba deudas y los acreedores lo perseguían cuando aquella noche un regresó a su casa de Belgrave para matar, por error, a la niñera. Nunca se pudo comprobar que fuera él quien mató a la joven y supuestamente intentó estrangular a la condesa, que había acudido en su auxilio. Lo cierto es que el conde desapareció esa misma noche. Su auto fue encontrado en un muelle de Newhaven, pero jamás hallaron su cuerpo.
Mientras los conocidos del conde sugirieron que el conde se suicidó (después de encargarle a su madre el cuidado de sus hijos), y a pesar de que en 1999 fue declarado muerto oficialmente, Scotland Yard defiende una y otra vez su teoría de que Lucan está vivo, alimentando la fascinación del público británico por su misteriosa historia.
Turistas británicos afirman haberlo visto en Nueva Zelanda o incluso jugando póquer en Bostwana. Duncan MacLaughlin, ex investigador de Scotland Yard, escribió un relato en el que lord Lucan reaparecía en sandalias y con larga barba en una playa de Goa, India. La escritora Muriel Spark situó al conde, hace quince años, en el consultorio de una psicoanalista de París. “No tengo la conciencia tranquila... Soy lord Lucan: la policía me ha buscado por más de veinte años. Supongo que conoce mi historia”, se presentó el conde. “No es posible. Ya estoy atendiendo a otro paciente que dice ser lord Lucan”, le respondió la psicoanalista. Y el “fugitivo” volvió a desaparecer.
Los tres hijos del conde dicen que nunca vieron a su padre desde el día que desapareció. Así lo señaló el mayor en el TIMES: “Mi padre fue declarado muerto por un juez del Tribunal Supremo hace más de diez años. Sugerir que he visto y hablado con mi padre es convertirme en cómplice de un asesinato macabro. Que se me llame criminal es una calumnia muy grave”. En cuanto a su madre, lady Lucan, está convencida de que su marido era el asesino y optó por el suicidio para no enfrentarse a la justicia.
Scotland Yard todavía lo busca y se inclina por la teoría que ubica al conde en Sudáfrica, tal y como publicó esta semana el DAILY MAIL. Según esta publicación, una mujer afirma que, mientras trabajaba como secretaria de Aspinall John -un amigo de la familia de Lucan- entre 1979 y 1981, los hijos fueron llevados hasta Kenia para ser “observados a la distancia” por su padre.
Por otra parte, el hermano del conde, Hugh Bingham, de 72 años, habló por primera vez afirmando estar seguro de el conde se escapó para comenzar una nueva vida en África y aún podría estar vivo. Las investigaciones reveladas esta semana dicen que el conde habría vivido hasta el 2000 en una lujosa mansión en Namibia, pero ésta es sólo una de las hipótesis en que se sustenta uno de los grandes misterios británicos, probablemente el que más expectación despertó en las últimas cuatro décadas.
(*) Especial para Perfil.com