Desde que estalló la crisis financiera global los inversores sufren por la volatidad de los mercados. Sin embargo, entre tanta incertidumbre, hay algo que no genera dudas: cada que vez que Bush sale a hablar y a calmar los ánimos las bolsas se derrumban.
El viernes no fue la excepción y cuando el presidente de los Estados Unidos salió a decir: “Podemos resolver la crisis y lo haremos”, inmediatamente la bolsa de Nueva York cayó: ; el Dow Jones perdió 2,66% y el Nasdaq 1,78%, en una jornada
El presidente estadounidense, George W. Bush, acusó el viernes a la "incertidumbre y el miedo" por gran parte del colapso financiero mundial e insistió en que las autoridades estadounidenses tienen las herramientas necesarias para enfrentar la crisis. Sin ofrecer ninguna solución nueva, el mandatario afirmó que las inquietudes son comprensibles, pero advirtió que "la ansiedad puede alimentar y ocultar los esfuerzos que se emprendieron". "Podemos resolver la crisis y lo haremos", prometió.
Bush citó la cooperación entre las principales economías y defendió el plan estadounidense de inyectar hasta 700.000 millones de dólares en el tambaleante sistema financiero de Estados Unidos, pero advirtió que "llevará algún tiempo para que se vean por completo sus resultados".
El presidente subrayó que se dispone a reunirse el sábado con ministros de Finanzas del G7 (Alemania, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón, además de Estados Unidos), así como con las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. Mencionó también que las conversaciones del secretario del Tesoro, Henry Paulson, con un grupo más amplio, que incluye también las grandes economías emergentes (China, India y Rusia), serán un paso más en la búsqueda de soluciones para lo que algunos calificaron como el peor desastre económico desde la Gran Depresión de los años treinta.
"El mundo está enviando una señal inequívoca: estamos en esto juntos y superaremos esto juntos", dijo Bush, quien había conversado por teléfono más temprano con el primer ministro australiano Kevin Rudd. El jefe de Estado, cuyo mandato se extiende hasta el 20 de enero, dio especial énfasis en su exposición sobre los factores psicológicos que, advirtió, están alimentando las crisis desencadenadas por los problemas del sector inmobiliario estadounidense.
"La incertidumbre ha causado mucha ansiedad a nuestra gente, y eso es comprensible", comentó sobre la crisis, que se cierne como un negro nubarrón sobre las elecciones del 4 de noviembre, en las que será elegido su sucesor.
"Esto es lo que el pueblo estadounidense necesitaba saber: que el gobierno de Estados Unidos está actuando, y que seguiremos actuando para resolver esta crisis y restaurar la estabilidad a nuestros mercados", dijo Bush. Recortes en las tasas de interés y miles de millones de dólares inyectados por los bancos centrales en el sistema financiero no fueron suficientes para contener la crisis.
"El pueblo norteamericano puede tener confianza en su futuro económico; sabemos cuáles son los problemas. Tenemos herramientas para solucionarlos, y estamos trabajando afanosamente para resolverlos", afirmó Bush.