El hombre más importante después de "Tirofijo"

Dificilmente pueda encontrarse una imagen de Luis Edgar Devia Silva en sus épocas de repartidor de leche, cuando recorría en un camión desvencijado las calles de Paujíl (Caquetá), como un personaje menudo y anónimo.

Su nombre se hizo conocido en los 70, cuando ingresó a la planta lechera de Nestlé y se hizo fuerte en el sindicato, que recién comenzaba a organizarse. A pesar de ser un hombre de la juventud comunista, su relación con los empresarios era excelente, por lo  que lo postularon para ser jefe de planta, ascenso que finalmente no se concretó.

Frustrado por este fracaso, desapareció de la vida pública y una ola de rumores sumió su figura algunos marcaban que estaba muerto o fuera del país, otros que se había pasado a la clandestinidad. A finales de los 80, esta segunda versión se confirmó: adoptó el uniforme camuflado para siempre e ingresó a las FARC bajo el alías de "Raúl Reyes".

Su capacidad de oratoria lo hizo ascender rápido en la organización paramilitar y también le permitió ser un seductor de gran porte, a pesar de su escaso 1,60 de estatura. Con su labia llegó a conquistar a los popes de la organización y ganó la confianza de Manuel Marulanda Vélez, mejor conocido como "Tirofijo", por dos vías: la ideológica y la sentimental.

Reyes se convirtió en su mano derecha y además, en su yerno preferido, al casarse con Gloria Marín, la hija de "Tirofijo". Fue designado como el encargado de transmitir los comunicados de las FARC y se transformó en el nexo estable entre el grupo y los líderes mundiales, una especie de canciller de la guerrilla.

Hoy, su muerte empantana el camino abierto por la reciente liberación de rehenes, con la mediación de la Venezuela de Chávez. Para Marulanda, la cuestión ya pasó el límite de lo político y se ha convertido en un tema familiar. Su yerno ha muerto y con él, quizás, las esperanzas de ver pronto a Ingrid Betancout, sana y salva.