El ojo del gigantesco huracán Ike alcanzó el sábado por la mañana las costas de Texas, acompañado de olas gigantescas y vientos de extrema violencia, mientras que decenas de miles de habitantes se negaron a marcharse a pesar de las órdenes de evacuación.
"Informaciones de radar y observaciones en la superficie indicaron que el ojo del huracán Ike llegó a Galveston, Texas, a las 02H10 local (07H10 GMT)," anunció el centro Nacional de Huracanes (NHC) con sede en Miami (Florida, sureste). Ike, un huracán de categoría 2, del tamaño del propio estado de Texas, llegó el sábado por la mañana junto a vientos de 175 km/h y se dirigía directamente hacia el sur de Houston, la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos, con 2,2 millones de habitantes y centro petrolífero por excelencia, situado a 70 kilómetros de la estación balnearia de Galveston.
Esta ciudad, ubicada en una isla entre una laguna y el Golfo de México, con 58.000 habitantes, permanece sin electricidad desde el viernes porque la crecida del agua del mar mezclada con el lodo había invadido las calles. El viento seguía soplando con furia y las olas gigantescas de hasta 5 metros de alto sobrepasaban el dique de protección de la isla, llevándose por delante toda la orilla de arena y las infraestructuras turísticas de la costa. La alcaldesa de Galveston Lyda Ann Thomas ordenó un toque de queda desde el anochecer al amanecer vigente desde el viernes hasta el lunes. Pero a pesar de las advertencias, sólo 38.000 de los habitantes de Galveston evacuaron la zona, indicó a la AFP Mary Jo Naschke, que trabaja en la oficina de la alcaldesa.
Las autoridades abrieron asimismo un refugio de urgencia en una escuela, capaz de albergar a 2.200 personas. El gobernador de Texas, Rick Perry, que calificó a la tormenta de "monstruo", pidió a los últimos habitantes que todavía estaban en las zonas bajo amenaza que se retiraran. "Creo que han sido evacuadas 1,2 millones de personas", declaró Perry a la cadena de televisión CNN. Unas 100.000 personas en el condado de Brazoria, sur de Texas, decidieron aguantar la tormenta en sus hogares e ignoraron los llamados a evacuar, dijeron las autoridades el viernes.
La portavoz del condado, Marie Beth Jones, dijo a la televisión local que las autoridades estaban decepcionadas por el número de personas que prefirieron quedarse en sus hogares. El gobernador Perry estimó que Ike podría provocar 100.000 millones de dólares en daños, lo que sería la catástrofe más costosa de la historia de Estados Unidos. Los daños podrían ser muy importantes si las aguas, cuya subida provocada por el huracán podría sobrepasar los seis metros, se meten por el canal que une el puerto de Houston con el golfo de México, declaró Perry a la cadena de información financiera CNBC. En la ruta de avance del huracán por el Golfo, un carguero con pabellón chipriota y 22 personas a bordo se encontraba el viernes en situación de peligro, anunció la Guardia Costera estadounidense, que explicó luego que los servicios de rescate se vieron obligados a abortar la misión por las condiciones climáticas.
El presidente George W. Bush, que decretó el estado de emergencia, se declaró el viernes "muy preocupado". Por su parte, el candidato demócrata de la Casa Blanca, Barack Obama, ha hecho un llamamiento para las donaciones, tal y como ya había hecho tras el paso del huracán Gustav a principios de septiembre. Cerca de 1.500 soldados norteamericanos se preparan para responder a las emergencias y el barco USS Nassau, con 45 helicópteros y cuatro aviones tenían que patrullar el golfo de México. Ike llega a Estados Unidos tras haber dejado un centenar de muertos y una estela de destrucción en el Caribe.
Fuente AFP