La ONU apuntó ayer contra Damasco, justo cuando parecía que el conflicto sirio podría tener una solución política negociada. Según declaró el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el informe de los expertos de la organización confirmará “de manera concluyente la utilización de armas químicas” en Siria. Y, aunque no le atribuyó directamente la responsabilidad por el uso de estas armas al presidente Bashar al Assad, el surcoreano acusó al mandatario de haber “cometido numerosos crímenes contra la humanidad”.
El jefe de la ONU también estimó que unas 1.400 personas murieron en el ataque perpetrado el 21 de agosto, que motivó la amenaza militar de los Estados Unidos. Es la primera vez que un alto responsable de la ONU realiza públicamente acusaciones tan graves contra el jefe de Estado sirio. “Pienso que el informe concluirá de manera abrumadora que fueron utilizadas armas químicas, aunque yo por ahora no puedo decirlo públicamente, antes de recibir el informe”, dijo Ban Ki-moon.
Se espera que el jefe del equipo de expertos de la ONU, el sueco Ake Sellstrom, envíe el informe a Ban Ki-moon entre hoy o mañana. Los inspectores de la ONU realizaron una investigación en Siria sobre el uso de armas químicas en un conflicto que ya lleva treinta meses. Según las denuncias de los rebeldes, el ataque con gas sarín habría ocurrido en Ghouta, un suburbio de Damasco.
Las declaraciones del secretario general de la ONU sorprendieron al mundo, ya que aún no se difundió el informe que determinará si se usaron gases tóxicos. “Estoy seguro de que habrá un proceso para acertar su responsabilidad cuando todo termine”, agregó Ban Ki-moon.
En un discurso ante el Foro Internacional de las Mujeres, que pensó que no se transmitía por los medios, el secretario general de la ONU dijo que “el desastre” en Siria provocó “una generación perdida de niños y jóvenes”, además de conducir al “agravamiento de las tensiones sectarias, la inestabilidad regional, el mayor desplazamiento de personas en una generación, graves violaciones de los derechos humanos e incluso violencia sexual”. Los crímenes que se le adjudican a Al Assad están bajo la órbita de investigación de la Corte Penal Internacional (CPI).
“Los combates más recientes han despertado el fantasma de la guerra química, que de ser confirmado por la misión investigadora de la ONU, constituiría una violación atroz del derecho internacional”, completó.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia acusan a las fuerzas de Assad por el ataque. El gobierno sirio, apoyado por Rusia, afirma que quienes usaron el gas prohibido fueron los rebeldes. Moscú también propuso que Siria entregue su arsenal químico, en un proceso que culminaría con su destrucción.
Con ese objetivo, el viceministro de Relaciones Exteriores sirio, Faisal Mekdad, llamó ayer al director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) para comunicarle la decisión de Damasco de adherir al tratado internacional.
Más disparos cerca de Damasco
Mientras el mundo debate sobre una posible intervención militar en Siria, el ejército sirio continuó sus ataques contra las fuerzas rebeldes, en los barrios que rodean Damasco. Es que la guerra civil que dejó más de 100 mil muertos continúa su curso, con tormentos, ejecuciones sumarias y violaciones masivas a los derechos humanos.
Disparos de mortero cayeron ayer en el centro de Damasco, según informó la televisión estatal siria. En tanto, la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) acusó al gobierno de Bashar al Assad por dos matanzas que dejaron 248 víctimas fatales.
En un reporte difundido ayer, HRW denunció masacres en los pueblos de Bayda y Banias el 2 y 3 de mayo. Sobre la base de testimonios de testigos, revelaron ejecuciones en las poblaciones predominantemente suníes, la secta musulmana que es dominante en la rebelión contra el régimen.
Por su parte, la comisión de investigación de la ONU sobre Siria acusó al régimen de usar las estructuras médicas con fines militares, con ataques deliberados contra hospitales, personal y transporte médico, negando el acceso a los cuidados y maltratando a enfermos y heridos. “Es uno de los aspectos más alarmantes del conflicto sirio”, denunció la comisión.