Agencias
Vaticano
El primer juicio por abuso sexual a menores que iba a celebrarse en el Vaticano no podrá llevarse a cabo: el religioso polaco Josef Wesolowski, ex nuncio en la República Dominicana, acusado de pederastia, murió en la madrugada de ayer a los 67 años. En un acto sin precedentes en la Santa Sede, el papa Francisco había autorizado meses atrás un proceso penal contra Wesolowski, en el marco del cual había sido detenido y puesto bajo arresto domiciliario en septiembre de 2014, a la espera del juicio.
Acusado de haber pagado por sexo con niños de entre 13 y 16 años en Santo Domingo, y de haber descargado pornografía infantil, se enfrentaba a entre seis y siete años de prisión. La vaticana Congregación para la Doctrina de la Fe lo juzgó por esos actos en junio de 2014, y lo condenó a abandonar los hábitos y volver al estado laico, la pena máxima para un prelado. Pero Francisco también ordenó un juicio penal.
Un día antes de la fecha en la que debía comparecer ante el tribunal, Wesolowski fue ingresado a un hospital de Roma por motivos de salud no especificados. De esa manera, el que iba a ser un juicio simbólico apenas duró siete minutos: lo que se tardó, el 11 de julio, en leer los cargos contra él, constatar la ausencia del acusado y posponer la audiencia de forma indefinida. Una semana después, Wesolowski abandonó el hospital y regresó a su arresto domiciliario en una pequeña vivienda en el Palacio de Justicia del Vaticano. Pese a su situación procesal, el ex nuncio gozaba de libertad de movimiento en los jardines vaticanos debido a sus problemas de salud.
“Esta mañana, monseñor Jozef Wesolowski fue hallado muerto en su domicilio en el Vaticano”, precisó ayer la Santa Sede en un comunicado, en el que habló de “causas naturales” e indicó que se realizará una inmediata autopsia. “Un franciscano del Colegio Penitenciario lo halló muerto delante de la televisión prendida hacia las cinco de la mañana”, detalló Ciro Bendettini, vicedirector de la Oficina de Prensa del Vaticano.
El proceso contra Wesolowski era un capítulo clave del endurecimiento de la política del Vaticano frente a las denuncias de abuso sexual contra miembros de la Iglesia. La Santa Sede anunció en junio la creación de una nueva instancia eclesiástica para sancionar a los obispos culpables de complicidad con los curas pedófilos bajo su autoridad. Además, una comisión de expertos internacionales ayuda al Papa a evitar nuevos abusos.