" A mi padre, que me formó", fue la escueta pero significativa dedicatoria que Ollanta Humala ofreció anteayer a don Isaac, en su acto de asunción como presidente de Perú. El poder cicatriza las heridas.
El patriarca de los Humala, un indigenista radical cuyas ideas al borde del racismo incomodan al flamante jefe de Estado, olvidó las diferencias que lo separan de su hijo y asistió a la toma de posesión en el Congreso.
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La presencia de Isaac, mentor ideológico y mayor influencia de Ollanta durante su juventud, fue un recordatorio de la historia familiar que hay detrás de la moderación que el nuevo mandatario exhibe hoy.