El papa Francisco propuso una reforma a todos los niveles de la Iglesia católica, en su primera exhortación apostólica, "Evangelii Gaudium" (La alegría del Evangelio), en la que anuncia que está dispuesto a cambiar el rol del papado, a fomentar la toma de decisiones colegiales y dar prioridad sobre todo a los pobres.
En el primer documento de su pontificado enteramente escrito por él, de 142 páginas en su versión en español, el Papa advirtió además contra la violencia generada por la pobreza e imploró libertad religiosa para los cristianos en Oriente Medio.
"Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización", escribió.
"No tengamos miedo a revisar algunas costumbres y normas de la Iglesia", dijo en el documento en uno de los puntos más fuertes de la exhortación. "No hay que hacer pesada la vida a los fieles", dijo al citar a Santo Tomás de Aquino. Y escribió: "En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio (...) Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida".
La "conversión del papado" como la llamó, va de la mano de "una saludable descentralización" de la Iglesia y de una mayor responsabilidad de los laicos, sostiene Francisco.
El papa defiende "la colegialidad" e invita a religiosos y sacerdotes a no temer "romper los esquemas", a "ser audaces y creativos" y a evitar transmitir "una multitud de doctrinas que se intentan imponer a fuerza de insistencia". El pontífice propone en sustancia pasar de un modelo de iglesia burocrática y doctrinaria a una iglesia "misionera", alegre, abierta a los laicos y a los jóvenes.
El documento, en el que el Francisco traza la hoja de ruta del pontificado del primer jefe de la Iglesia latinoamericano, el Papa quiere una institución que de prioridad a los pobres y denuncia el sistema económico vigente en el mundo.
"Hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia", escribió el Papa en el documento.
Sistema económico injusto. Para Francisco el sistema económico actual es "injusto en su raíz" porque en la economía predomina "la ley del más fuerte", siendo una "nueva tiranía invisible, a veces virtual", dominada por un "mercado divinizado", en el que imperan la "especulación financiera, una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta".
El papa critica a aquellos que "todavía defienden las teorías del 'derrame', que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos,expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando", recalca.
Francisco vuelve a denunciar "la globalización de la indiferencia" así como "la trata de seres humanos", pide a los países que acogen a emigrantes "una generosa apertura" y ayuda para las mujeres que sufren "situaciones de exclusión, maltrato y violencia".
No al aborto. Sobre el aborto, legalizado en casi todos los países del viejo continente, el papa reconoce que "no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura" sobre ese tema pues "no es progresista" resolver los problemas "eliminando una vida humana".
Libertad religiosa para los cristianos. En el documento, escrito en agosto tras su viaje en julio a Brasil, Francisco aborda el delicado tema de la relación con los musulmanes, que provocó fuertes tensiones durante el pontificado del papa emérito Benedicto XVI. Francisco suplica "humildemente" a los Estados musulmanes que garanticen la libertad religiosa a los cristianos tal como los países occidentales lo hacen con los creyentes del islam.
"¡Ruego, imploro humildemente a esos países que den libertad a los cristianos para poder celebrar su culto y vivir su fe, teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los países occidentales!", escribió.
El primer papa argentino, hijo de emigrantes y que ha mantenido siempre buenas relaciones con autoridades de otras religiones, invitó a los católicos a "evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia". El papa reitera que es "importante" el diálogo y la alianza entre creyentes y no creyentes.