INTERNACIONAL
ayer, desde el vaticano

El Papa realizó una dura condena contra el aborto

“Cada niño no nacido, pero condenado a ser abortado, tiene el rostro del Señor”, aseguró Jorge Mario Bergoglio.

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ansa/dpa/ap desde el Vaticano


Un día después de ofrecer una histórica entrevista en la que pidió no estigmatizar a las mujeres que abortan, el papa Francisco emitió ayer una dura condena contra la interrupción voluntaria del embarazo. Durante un encuentro en el Vaticano con la Federación Internacional de las Asociaciones de Médicos Católicos, el Pontífice aseveró que “cada niño no nacido, pero condenado injustamente a ser abortado, tiene el rostro del Señor, que incluso antes de nacer y luego apenas nacido experimentó el rechazo del mundo”.

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Jorge Bergoglio insistió en que “el primer derecho de la persona humana es su vida” y que “el objetivo final del médico siempre es la defensa y la promoción de la vida”. Según publicó Radio Vaticana, el Papa hizo “un llamamiento a las conciencias de todos los profesionales y voluntarios de la sanidad”, particularmente a los ginecólogos, “para que colaboren en el nacimiento de nuevas vidas humanas”.

El jefe de la Iglesia Católica planteó que “ser católicos implica una mayor responsabilidad: ante todo hacia uno mismo, por el esfuerzo de coherencia con la vocación cristiana; y luego hacia la cultura contemporánea, para ayudar a reconocer la dimensión trascendente de la vida humana, la huella de la labor creativa de Dios desde el primer instante de su concepción”. Francisco destacó que “las áreas de ginecología de los hospitales son lugares privilegiados de testimonio y de evangelización”.

El Papa también se refirió implícitamente a la eutanasia. “La cultura del descarte, que hoy esclaviza los corazones y las mentes de muchos, tiene un costo muy alto: requiere que se eliminen seres humanos, sobre todo si son físicamente y socialmente más débiles –subrayó–. Nuestra respuesta a esta mentalidad es un ‘sí’ decidido y sin vacilaciones a la vida”.

Las reflexiones de Bergoglio se conocieron un día después de la publicación de una extensa entrevista con la revista jesuita La Civiltà Cattolica, en la que habló del aborto, la anticoncepción, la homosexualidad, el divorcio y el papel de la mujer, entre otros temas controversiales.

En ese reportaje, Francisco había manifestado la necesidad de que la Iglesia abra sus puertas a las mujeres que abortaron. “Estoy pensando en la situación de una mujer que tiene a sus espaldas el fracaso de su matrimonio, en el que se dio también un aborto –comentó–. Después de aquello, esta mujer se ha vuelto a casar y ahora vive en paz con cinco hijos. El aborto le pesa enormemente y está sinceramente arrepentida. Le encantaría retomar su vida cristiana. ¿Qué hace el confesor?”. El mismo dio la respuesta: “El confesionario no es una sala de torturas”.

Aunque se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo, Francisco también se pronunció a favor de una apertura hacia los homosexuales. “Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad –recordó–. Yo entonces le respondí con otra pregunta: ‘Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?’. En esta vida, Dios acompaña a las personas, y es nuestro deber acompañarlas”.