El regreso de Berlusconi: hace temblar al gobierno y estrena amor

Acorralado, el Caimán tiró su último y letal tarascón. Decidido a atar el destino de Italia a su propia suerte, Silvio Berlusconi obligó ayer a todos los ministros de su partido a renunciar a sus cargos, provocando una crisis total en el gobierno de coalición que comanda el premier Enrico Letta.
Se trata de una acción extorsiva que responde a la posibilidad de que el próximo viernes expulsen a Berlusconi del Senado por haber sido condenado a prisión, lo que lo dejaría sin fueros parlamentarios y complicaría su situación en otras causas judiciales.
Así, el ex premier volvió a convertirse en el protagonista excluyente de la política italiana. Aunque esta vez no ocupa el centro del ring, sino que más bien tira los pocos manotazos que le quedan desde un rincón: el 15 de octubre, Berlusconi deberá comenzar a cumplir la pena de un año de arresto domiciliario a la que fue condenado por fraude fiscal en el caso Mediaset.
Pero Il Cavaliere no pierde las mañas ni aun en los peores momentos. Su presencia mediática se acrecentó en los últimos días de la mano de Francesca Pascale, su nueva novia de 28 años, quien hizo públicos sus deseos de casarse con Berlusconi.
“Cuando me puse en la cabeza que debía llegar hasta él era menor de edad”, contó Pascale en una entrevista con la revista Vanity Fair, que se realizó en la mansión del ex premier en Arcore. “Lo busqué, lo cortejé, lo enamoré y ahora lo hice ponerse de novio conmigo. Prácticamente he hecho y hago todo por él: sólo tiene que darme el ‘sí’.”
Como Berlusconi no da puntada sin hilo, muchos en Italia creen que la aventura con la bella Pascale es una cortina de humo para desviar la atención de su complejo presente político y judicial. Y no es para menos: el ex premier cumple hoy 77 años, casi cincuenta más que su enamorada. Al parecer, decidió celebrarlos con una jugada política que compromete el futuro del gobierno italiano en un contexto de debacle económica y huida en masa de los inversores.
“Los ministros del Pueblo de la Libertad (PDL) han presentado su renuncia”, anunció ayer en tono solemne Angelino Alfano, secretario político del partido de Berlusconi y vicepremier del gobierno del centroizquierdista Letta, rival político y al mismo tiempo socio del PDL en el gobierno de coalición. Luego de un mes y medio de amenazas veladas de Il Cavaliere acerca de que haría caer al Ejecutivo si éste no contribuía a descomprimir su situación judicial, el viernes Letta había dado un ultimátum al berlusconismo y le había exigido un voto de confianza en el Parlamento italiano.
El premier había decidido congelar todas las decisiones de gobierno hasta que Berlusconi aclarara “a la luz del sol y ante los ciudadanos” si quitaría o no su apoyo a la coalición contra natura. Entre otras cosas, Letta pospuso el prometido aplazamiento del aumento del impuesto al IVA, un tema de extrema sensibilidad para los italianos en el marco de la crisis económica.
La temeraria respuesta de Berlusconi no se hizo esperar. Con la excusa del IVA, acusó al Partido Democrático de Letta de haber lanzado un “ultimátum inaceptable” y ordenó la dimisión de sus ministros –cinco de los quince que integran el gabinete– “para no ser cómplices de una odiosa vejación impuesta por la izquierda a todos los italianos”. Berlusconi insiste en que el gobierno no debe aumentar los impuestos, una postura que muchos ven como demagógica e impracticable.
De inmediato, Letta acusó de mentiroso a Berlusconi. “Para intentar justificar el acto loco e irresponsable de hoy, en realidad destinado a tapar sus asuntos personales, intenta dar vuelta la tortilla utilizando la excusa del IVA”. Lo que estaría detrás del chantaje del ex premier es la posibilidad cierta de que le quiten su banca en el Senado, tal como dispone la ley italiana para los condenados a prisión.
La pérdida de los fueros parlamentarios implicaría un gran riesgo para el político y empresario italiano que aún enfrenta múltiples frentes judiciales, entre ellos, la causa por prostitución de menores en el famoso caso de “Ruby Robacorazones”.
La jugada de ayer de Berlusconi describe cuál será su filosofía ante esa realidad: “Si me hundo yo, nos hundimos todos”.