El Vaticano quiere evitar el ingreso de homosexuales a los seminarios y prevenir así posibles casos de pederastia perpetrada por sacerdotes de la Iglesia Católica. Para ello, recurrirá a psicólogos para que evalúen a los aspirantes. La decisión, anunciada a través de un documento, fue fuertemente rechazada por comunidades de homosexuales, por considerarla racista y homofóbica.
El documento, publicado por la Congregación para la Educación católica, sostiene que el empleo de psicólogos puede ser útil para detectar "las dependencias afectivas fuertes", la "identidad sexual incierta" y "la tendencia arraigada a la homosexualidad".
La "rigidez de carácter" figura también entre las preocupaciones de la jerarquía de la Iglesia al momento de seleccionar los futuros sacerdotes. Los psicólogos, que no formarán parte del cuerpo docente, podrán dar un diagnóstico e indicar terapias en casos de que se manifiesten problemas psicológicos.
El documento, que lleva el título "Orientaciones para el uso de las competencias de la psicología en la admisión y la formación de los candidatos al sacerdocio", fue preparado durante seis años y aprobado por el papa Benedicto XVI. Las medidas fueron ordenadas por el fallecido papa Juan Pablo II, luego de que estallaran varios escándalos de pederastia perpetrada por sacerdotes de la iglesia católica.
Los escándalos, en particular en Estados Unidos, América Latina y Europa, afectaron la imagen de la Iglesia Católica, que en algunos países tuvo que pagar millonarias indemnizaciones.
La doctrina católica considera a la homosexualidad como algo intrínsecamente equivocado y la nueva disposición considera que los homosexuales practicantes no podrán convertirse en sacerdotes. "Muchas incapacidades psicológicas más o menos patológicas se pronuncian sólo después de la ordenación como sacerdotes", admite el librito, de 17 páginas. "Los errores para discernir la vocación no son raros", subraya.
El Vaticano advierte, además, que los psicólogos deberán adherir a "la concepción cristiana de la personalidad humana", sobre todo en materias como celibato y sexualidad. Las terapias necesarias deberán ser efectuadas antes de entrar al seminario, precisa el documento.
"Eso es puro racismo, la típica obsesión homofóbica de la jerarquía eclesiástica", reaccionó Franco Grillini, presidente de la asociación homosexual italiana, Gaynet. "La orientación sexual de un sacerdote debería ser irrelevante ya que la Iglesia lo que exige es castidad. Una medida así contribuye sólo a alimentar la exclusión", agregó.
Para algunos el deseo de alejar la cultura gay de los seminarios, donde se ha manifestado ese fenómeno, termina por esconder el problema sin resolverlo. Por su parte, otra asociación italiana de homosexuales, Arcigay, se ofreció como asesor para detectar a los homosexuales latentes en un comunicado divulgado a la prensa. "Si el problema existe en los seminarios, también está entre los sacerdotes consagrados. Nos ofrecemos a ayudar a reconocer a todos los homosexuales que se refugian en el Vaticano. Los palacios sagrados van a temblar", anunciaron con tono provocador.
Desde que asumió Benedicto XVI, la Iglesia católica comenzó una singular batalla contra el sexo y el reconocimiento de los derechos de las minorías sexuales en todo el mundo.
Fuente: AFP