Brasil superó lo impensable: más de 400 mil brasileños perdieron la vida por causa de una de las peores pandemias de su historia. Consternados, los investigadores de la fundación Fiocruz, centro de excelencia internacional, advirtieron que los contagios y los decesos por Covid se mantendrán en un nivel crítico las próximas dos semanas. Los epidemiólogos temen inclusive una tercera ola, en cuanto se inicie el invierno. Afirman que el país marcha a paso muy lento en el proceso de vacunar la población. Y cuestionan la precipitación de los gobiernos estaduales para flexibilizar las actividades económicas y sociales.
En su informe del miércoles último, Fiocruz admitió que hubo una reducción de 1,5% en los casos y de 1,8% en las muertes, entre los días 18 y 24 de este mes. Pero en el estudio hay reservas sobre el impacto real de esa disminución. “Muestra una tendencia a la ligera caída, pero no lo suficiente como para pensar en una contención del virus” indicó el estudio. También alarma el hecho de que la caída de los últimos días, en el número de internaciones, se acaba de estancar. Y el nivel de letalidad podrá permanecer alto, entre 2 mil y 3 mil fallecimientos diarios.
Brasil superó lo impensable: más de 400 mil brasileños perdieron la vida por causa de una de las peores pandemias de su historia.
A partir de esos parámetros, los científicos juzgan potencialmente dañina la apertura precipitada de las actividades económicas con la consiguiente flexibilización de contactos sociales. Suponen, también, que en ese contexto se verá facilitada la diseminación de nuevas variantes del virus, un asunto clave en el aumento de la transmisión del Covid.
Otras consecuencias podrán derivar de la “reapertura” reciente de las actividades, desde shoppings hasta peluquerías y gimnasios, cuando todavía “Brasil está lejos de vislumbrar un control de la pandemia” según declaró Paulo Lofuto, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo. Hay un impacto directo sobre el sistema hospitalario, que mantiene un nivel de ocupación de más de 80% en 21 estados brasileños; y en diez de ellos sobrepasa 90%. Otro virólogo, Fernando Spilki, indicó además que “en los niveles actuales de circulación del Coronavirus, el período entre picos de la pandemia podrá resultar más corto”.
Esto se verifica en la comparación entre 2020 y 2021. El año pasado Brasil demoró cinco meses para alcanzar la cifra de 100 mil decesos. En cambio, se llegó a 300 mil víctimas en dos meses y medio, y el tristísimo récord de 400 mil muertes se alcanzó en 36 días. Ante ese escenario, las recomendaciones de los epidemiólogos son contundentes: cualquier apertura de actividades debe realizarse en forma lenta y planificada. Si lo que se busca es impedir un nuevo “tsunami” de contagio y muerte, se deberá insistir en las premisas claves: el distanciamiento social, el uso del tapa-bocas y la ventilación de los ambientes.
Si lo que se busca es impedir un nuevo “tsunami” de contagio y muerte, se deberá insistir en las premisas claves: el distanciamiento social, el uso del tapa-bocas y la ventilación de los ambientes.
En los medios políticos y empresariales de Brasil hay un temor indisimulable: que se mantenga el mismo nivel de “negligencia del gobierno federal”. El gabinete del presidente Jair Bolsonaro en el área de salud empezará a ser escrutado, la semana próxima, por la Comisión Parlamentaria de Investigación creada la semana pasada y que deberá estudiar la inacción oficial respecto al control del Covid.
Entre tanto, en Brasilia, la estrategia para cercar el Coronavirus ha cambiado muy poco. Apenas18% de la población fue vacunada hasta el momento. El diputado federal y ex ministro de Salud Alexandre Padilha sostuvo: “El error es de Bolsonaro. El presidente utilizó todos los instrumentos que tenía a mano para evitar un control de la pandemia. No se tomaron providencias para la ampliación de testeos, ni tampoco para aumentar la capacidad hospitalaria”.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo.
