En su sexta gira internacional –y su tercera visita a un país de mayoría musulmana–, el papa Francisco llegó ayer a Turquía, donde abogó por la paz en Medio Oriente y por el diálogo interreligioso para detener la violencia en la región y combatir el terrorismo. Aunque no lo mencionó explícitamente, el Pontífice disparó contra Estado Islámico (EI), al llamar a “detener al agresor injusto”, respetando los principios del derecho internacional.
En el marco de un viaje que se extenderá hasta el domingo, Jorge Bergoglio se reunió con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Allí, defendió con firmeza la libertad religiosa y el derecho de las minorías a profesar su fe. “Es fundamental que los ciudadanos musulmanes, judíos y cristianos tengan los mismos derechos y respeten las mismas obligaciones”, declaró Francisco en una conferencia de prensa con el todopoderoso jefe de Estado. “La libertad religiosa y la libertad de expresión, eficazmente garantizadas para todos, estimularán el florecimiento de la amistad, convirtiéndose en una elocuente señal de paz”, agregó el religioso argentino, quien llamó a “la solidaridad de todos los creyentes” para vencer “el fanatismo y el fundamentalismo”.
Dioses crueles. Su discurso más político, sin embargo, llegó cuando se refirió a los conflictos que asuelan a Irak y Siria, donde los islamistas jaquean a las autoridades y persiguen y asesinan a las minorías. “Quienes propagan la violencia y la crueldad eligiendo un camino que viola por completo la llamada a la paz del islam deben considerarse en estado de rebeldía contra Dios, sea cual sea el nombre que tomaron”, aseveró Francisco, quien también deseó que la “solidaridad de todos los creyentes invierta la tendencia de una violencia terrorista”.
Tras visitar el mausoleo de Mustafá Kemal Ataturk, fundador de la república turca, el Papa elogió en Ankara los “generosos esfuerzos” de Turquía al acoger a refugiados de Siria e Irak, y consideró que la comunidad internacional tiene la “obligación moral” de ayudar en esta labor. Su visita a Turquía, un país con 76 millones de musulmanes y que limita con los dos países en conflicto, se da en plena ofensiva de EI contra las minorías, entre ellas la cristiana.
Francisco también reafirmó que “es legal detener al agresor injusto”, en clara alusión a los islamistas que pretenden instaurar un califato. Sin embargo, sostuvo que esa acción debe ejecutarse “en cumplimiento del derecho internacional”, al tiempo que se manifestó en contra de una “resolución militar” del conflicto. Quien reforzó esos conceptos fue el número dos del Vaticano, el secretario de Estado Pietro Parolin. En una entrevista con la cadena de televisión del Vaticano, el cardenal italiano dijo que “el Papa quiere ser mensajero de la paz” y que en Medio Oriente es necesario “deponer las armas y abrir el diálogo”.
Con Bartolomeo. El motivo oficial de la visita de Francisco es reunirse con Bartolomeo I, patriarca ortodoxo ecuménico de Constantinopla, con el que mantiene lazos de amistad, pese a ser una iglesia que se separó de Roma en el cisma de 1054. También busca acercar el cristianismo al mundo musulmán, que había criticado fuertemente a su antecesor, Benedicto XVI, por relacionar el islam con la violencia.
Su programa incluye hoy un traslado a Estambul, donde celebrará una misa y visitará el Museo de Santa Sofía y la Mezquita Azul, lugares emblemáticos para los musulmanes. Tampoco se descarta que se reúna con grupos de refugiados que huyeron de Irak y Siria.
Tras su visita a Israel, los territorios palestinos y Jordania, su paso por Turquía constituye su más arriesgada apuesta por extender la influencia del Vaticano en los puntos más inhóspitos del globo para el catolicismo. Con esa meta en su mente, el viaje de Francisco desafió abiertamente a los milicianos de Estado Islámico que combaten a pocos kilómetros de distancia de la frontera turca.
Megaoperativo de seguridad para el Papa
El viaje a Turquía es definitivamente uno de los mayores retos para la seguridad del papa Francisco. Su llegada estuvo marcada por imponentes medidas para proteger al Pontífice, tras las amenazas de Estado Islámico de perpetrar un atentado en su contra. Durante su estadía en aquel país, el religioso se desplazará en un automóvil alemán blindado, requisito impuesto por las autoridades turcas, que no aceptaron su pedido de viajar en un vehículo pequeño y económico.
El Pontífice argentino no tiene previsto pasear en papamóvil por las calles de Ankara y Estambul, como sí hizo en Corea del Sur y Río de Janeiro. Poco afecto a respetar el protocolo, Jorge Bergoglio se quedará sin la posibilidad de darse un gran baño de masas. Según la prensa turca, el operativo de seguridad incluyó 2.700 policías en la capital. En Estambul, por su parte, fueron movilizados 7 mil uniformados. En tanto, numerosas calles, sobre todo aquellas de las zonas más turísticas, fueron cerradas al tránsito.
Según alertaron en septiembre los servicios de inteligencia italianos, el Pontífice está en la mira del terrorismo. Quien confirmó esa amenaza fue el embajador de Irak en la Santa Sede, Habib Al Sadr, quien acusó a Estado Islámico de querer matar al Papa.