Guatemala - El presidente de los Estados Unidos, George Bush, cumplió este lunes una visita a Guatemala, penúltima escala de su gira por América Latina, y su traslado al empobrecido altiplano del país le permitió encontrar reacciones de esperanza, pero también de rechazo y rencor entre el mayoritario pueblo maya.
El líder estadounidense dedicó la mañana para visitar proyectos de cooperación que su gobierno mantiene en Guatemala, con lo que pareció reforzar el mensaje transmitido durante la gira, de que a su país "le preocupa la condición humana".
La jornada comenzó con el traslado en helicóptero de Bush y su colega anfitrión àscar Berger a la comunidad de Santa Cruz Balanyá, en el occidental departamento de Chimaltenango, donde los vecinos, indígenas, obsequiaron artesanías al visitante, a quien recibieron con alfombras de pino y sones entre tristes y alegres interpretados por marimbas artesanales.
Bush, vestido de manera informal, tuvo que pronunciar numerosas veces, en español, "hola" y "gracias" ante los gestos de cortesía de los vecinos, a quienes saludó con estrechones de mano y a cuyo lado accedió a fotografiarse, además de intercambiar risas.
En el acto central, en una escuela pública, el presidente Bush encabezó una jornada médica a cargo de personal del Comando Sur de Estados Unidos, asentado en Panamá.
Tras concluir las actividades en este poblado, los mandatarios se dirigieron por tierra a la comunidad de Chirijuyú -un vocablo maya que significa Detrás del Cerro -, donde visitaron la empacadora agrícola de la Cooperativa Labradores Mayas.
La cooperativa es sostenida por el trabajo de unas 60 familias del lugar, quienes la convirtieron en una exitosa empresa que exporta legumbres y hortalizas, sobre todo al mercado centroamericano y a cadenas de supermercados como Wal-Mart.
El líder de la cooperativa, Mariano Canú, pidió al presidente Bush facilidades para exportar los productos del grupo al mercado estadounidense, en el marco del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (Cafta, por sus siglas en inglés).
Para concluir las actividades en Chimaltenango, los mandatarios se trasladaron a las ruinas de Iximché, un sitio arqueológico maya cuya importancia radica en que fue la capital del reino kaqchiquel, uno de los pueblos más florecientes de la cultura maya antes de la llegada de los conquistadores en 1524.
En ese lugar cientos de manifestantes pretendían presentar su propio saludo al líder estadounidense y éste era el de expresar su rechazo a su visita y declararlo "no bienvenido", según Juan Tiney, líder de la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina (Conic).
La CONIC, una de las principales organizaciones indígenas del país, deploró la presencia de Bush en Iximché y anunció que el martes cumplirá una "purificación" del lugar, mediante métodos ancestrales mayas.
"Repudiamos la visita del señor George W. Bush a Guatemala. Su llegada al suelo sagrado de Iximche y otras comunidades mayas es una ofensa e insulto al pueblo maya, por la implicación de este señor en las guerras y muertes en el mundo y su responsabilidad por el genocidio en Guatemala", señaló la Conic en un comunicado.
La presencia de Bush sirvió para "pisotear y burlarse de la memoria de nuestros abuelos, Kaji' Imox, B'eleje' K'at y Oxi' Kej, irrumpiendo la paz y armonía de nuestro sagrado Iximche", según la Conic.
Tiney también deploró el desalojo de los indígenas manifestantes de Iximché por las fuerzas de seguridad y consideró el hecho como "aberrante" por tratarse de sus "tierras sagradas".
En la capital, a donde los mandatarios se trasladaron después de su visita a Iximché, también hubo una manifestación convocada por la Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), y a la cual se adhirieron varios grupos mayas.
Los manifestantes quemaron una efigie de Bush en pleno centro histórico de la capital, pero no pudieron avanzar hasta el Palacio Nacional de la Cultura, ex sede del Ejecutivo, donde los mandatarios se reunieron tras su retorno de Iximché.
Las fuerzas de seguridad cerraron el paso vehicular y peatonal 200 metros alrededor del Palacio y la Plaza Central lució desolada.
Los manifestantes lanzaron piedras y botellas a los policías que mantenían el cerco de seguridad, mientras lanzaban, a la distancia, gritos de repudio contra la presencia de Bush.
El movimiento social, los grupos campesinos e indígenas y los sindicatos, responsabilizan a Estados Unidos por el establecimiento del Cafta que, según ellos, está profundizando la pobreza entre los sectores más vulnerables del país y enriqueciendo más a los tradicionales grupos empresariales.
Bush pareció estar consciente de las contradicciones sociales que caracterizan a la sociedad guatemalteca y por eso durante su discurso oficial invocó varias veces la "justicia social". Asimismo, apostó por la "expansión del comercio" como el mejor camino para el combate a la pobreza.
"Ambos creemos que la empresa libre y el trabajo ayudan a llegar a la prosperidad y ambos creemos que nuestros países tienen la responsabilidad de diseminar la oportunidad y avanzar en la causa de la justicia social", declaró en su discurso el mandatario estadounidense.
Tras una reunión bilateral, en la que los mandatarios hablaron respecto a temas como el trato a los indocumentados guatemaltecos y la lucha contra el narcotráfico, Bush retornó a su hotel para luego asistir a una cena en su honor ofrecida por el mandatario guatemalteco antes de abordar el Air Force One, para viajar a México, la última escala de su gira por América Latina.
Fuente: DPA