El Batallón Azov, una unidad de voluntarios ucranianos de extrema derecha que defiende a Ucrania del ataque de Rusia tuvo que aclarar que no tiene vínculos con el nazismo y que es utilizado por Vladimir Putin como chivo expiatorio para invadir el país.
"No existe ningún vínculo entre nosotros y el movimiento nazi. Nuestro objetivo es salvar a Ucrania y su integridad. Putin usa su propaganda para llamarnos nazis y encontrar un pretexto para matar ucranianos", afirmó Maksim Zhorin, tercer comandante de la brigada Azov, que actualmente opera en el Oblast de Kiev.
Desde el inicio de los ataques rusos, el 24 de febrero, las redes sociales prorrusas, empezando por las cuentas de Twitter de sus embajadas en París o Londres, se llenaron de testimonios y comentarios sobre las supuestas atrocidades del Batallón Azov, presentado como "fascista" o "nazi" por el Kremlin.
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El 10 de marzo, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, justificó el bombardeo de un hospital maternoinfantil en Mariúpol, fuertemente criticado internacionalmente, por la presencia "del Batallón Azov y otros radicales" en el edificio.
Desde su creación en 2014, a principios de la guerra contra los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, este regimiento integrado después a la Guardia Nacional (dependiente del ministerio de Interior) alimenta todo tipo de fantasmas.
El Batallón Azov remonta sus orígenes a los Patriotas de Ucrania, una organización ultraderechista creada en 2005 por Andriy Biletsky, que después la integró en Asamblea Social Nacionalista (SNA).
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De este movimiento nació el Partido Nacional Socialista de Ucrania (SNPU), que integró a "miembros de grupos nacionalistas de extrema derecha" que promovían "una ideología neonazi".
El batallón, que toma su nombre del mar de Azov, donde se encuentra de Mariúpol, surgió en marzo de 2014 como una "brigada de voluntarios" creada para luchar en el este de Ucrania "contra los separatistas apoyados por Rusia" .
Después forjó su leyenda en la reconquista de esta ciudad portuaria frente a los separatistas respaldados por Rusia en junio.
Sus conexiones con la ideología neonazi, con símbolos como su primer escudo, convirtieron a esta unidad en un objeto de la propaganda oficial rusa, que la usa para presentar a toda Ucrania como fascista.
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Por ejemplo, el primer escudo de Azov muestra el Wolfsangel, un símbolo utilizado por las SS nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Patriotas de Ucrania sostiene que el escudo se inspira en su logotipo y que muestra la "i" latina sobre una "n" para representar la idea de nación.
Pero en Ucrania, este símbolo "no tiene la connotación de un símbolo fascista", asegura Andreas Umland, experto del Centro de Estudios de Europa del Este de Estocolmo. Y para los ucranianos, "ellos son combatientes heroicos como los otros", ahonda Likhachev.
"En 2014, este batallón tenía efectivamente un fondo de extrema derecha. Pero el regimiento después se 'desideologizó', se convirtió en una unidad regular", explica.
Los dirigentes históricos del batallón como Biletsky se unieron después a la vida política ucraniana, al frente de una formación de extrema derecha que nunca pasó del 2% de votos. "Aquellos que se suman no van por ideología, pero porque tiene la reputación de ser una unidad de combate particularmente tenaz", agregó Umland.
Con el inicio de la ofensiva rusa, retomaron las armas ya sea en su antiguo batallón o en otras unidades, estableciéndose especialmente en Mariúpol, donde ya murieron cerca de 2.000 civiles ucranianos.
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"Se ha convertido en un regimiento como cualquier otro", afirma Viacheslav Likhachev, experto del Centro de Derechos Humanos ZMINA en Kiev. "Simplemente tiene una mejor comunicación, una buena imagen y no tiene inconveniente para reclutar a los mejores".
El gobierno ruso aprovecha la presencia del batallón para justificar su objetivo de "desnazificación" de Ucrania, con sus canales de propaganda acusando a los dirigentes ucranianos, incluido del presidente Volodimir Zelenski que es judío, de "neonazis" y "drogados".
Esta retórica se sustenta en la memoria de la Segunda Guerra Mundial, la Gran Guerra Patriótica como la llamaban los soviéticos, muy anclada todavía en la Rusia contemporánea.
"La palabra 'nazismo' o 'fascismo' remite, en el contexto ruso, a la figura del mal absoluto con el que no se puede negociar: sólo se puede luchar contra él y tratar de erradicarlo", indica Serguéi Feiunin, del Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales de París.
La propaganda rusa evoca también la lucha de los ultranacionalistas ucranianos contra la Unión Soviética después de 1945 así como a su líder Stepan Bandera, que colaboró con la Alemania nazi."
De momento, el batallón Azov -compuesto por entre 2.000 y 3.000 hombres, rechaza las acusaciones de Rusia y se dedica al combate armado de los ejércitos de Putin y acusa a los rusos de ser "los verdaderos fascistas".
"En IrpÍn, en estos dos días, disminuyeron los ataques, destruimos algunos tanques rusos y los tiramos al río. Ahora están ahí, junto con los peces", agregó Zhorin en una entrevista con Ansa, en la que sostuvo que "el referéndum que Putin quiere realizar en Lugansk será falso. Los rusos contarán los votos que necesitan".
Hablando de la situación militar en Mariupol, donde Azov tiene miles de combatientes, Zhorin señaló que "ahora hay pocas personas viviendo en la ciudad, pero está bajo control ucraniano". "Cuando ganamos en 2014 fue una vergüenza para Putin y ahora esto podría volver a pasar", concluyó.