El principado de Mónaco se prepara para adoptar este viernes a su futura princesa, la ex nadadora olímpica sudafricana Charlene Wittstock, quien se casará con el príncipe de este pequeño país, Alberto II.
La ceremonia civil, que verá a la novia de 33 años transformarse de plebeya en alteza se llevará a cabo en la habitación del trono donde la estrella de Hollywood Grace Kelly se casó con el príncipe Rainiero III, padre de Alberto, hace 55 años.
La ceremonia, que durará unos 40 minutos, pondrá fin al suspenso que rodea desde hace varios días el enlace principesco, tras las versiones de prensa de que Charlene Wittstock estaba decidida a suspender todos los preparativos de la boda y regresar para siempre a Sudáfrica. La población del microprincipado -unos 8000 monegascos - fueron invitados a ser testigos del matrimonio civil del Soberano de Mónaco y la nadadora sudafricana, que se conocieron hace más de una década.
Los asistentes se reunirán desde comienzos de la tarde en la plaza del Palacio, para el matrimonio civil, previsto para las 12 (hora Argentina), y que verán en grandes pantallas, ya que en la Sala del Trono sólo hay un espacio para menos de un centenar de personas. Las puertas del Palacio medieval permanecerán abiertas, una muestra del toque abierto y popular que Alberto quiso dar a estos días de festejos nupciales.
Un día después de la boda civil se realizará, a la misma hora, la ceremonia religiosa y se espera que atraiga a cientos de invitados importantes, entre ellos jefes de Estado, miembros de la realeza europea y la crema y nata de los mundos de la moda y el deporte. La totalidad de los efectivos de la seguridad pública del microprincipado -550 hombres- van a ser desplegados para estos días de celebraciones.
La novia, que vestirá un diseño del modisto italiano Giorgio Armani, depositará su ramo en la iglesia de Santa Devota. La pareja no hará el recorrido por las calles de Mónaco en carroza, sino en un coche híbrido, testimonio de su interés por la defensa del medio ambiente. Tras la cena oficial, que está a cargo de uno de los grandes chefs franceses, Alain Ducasse, se celebrará el baile en el palacio, lleno de lujo y glamour. Al mismo tiempo, habrá fiestas en las calles, y las celebraciones culminarán el sábado a medianoche con un espectacular despliegue de fuegos artificiales.