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El enfrentamiento entre el gobierno y los sindicatos franceses está al rojo vivo y no parece menguar. Mientras el presidente, François Hollande, advirtió ayer al final de la cumbre del G7 en Japón que se mantendrá “firme”, seis de ocho refinerías del país seguían paralizadas o funcionaban a reglamento. La revuelta social contra la reforma laboral en Francia ya lleva dos meses, con huelgas, manifestaciones y bloqueos de plantas industriales, e incluso podría intensificarse en los próximos días.
“Mantengo mi posición porque pienso que es una buena reforma y que debemos avanzar hacia su adopción”, dijo en conferencia de prensa Hollande. El texto, actualmente en discusión en el Parlamento, divide a la mayoría socialista en el poder, al tiempo que sus detractores directamente tratan de paralizar el país para forzar su retirada. Medio centenar de diputados del Partido Socialista francés, ecologistas y del Frente de Izquierda pidieron ayer al mandatario que “actúe sin tardar para salir de la crisis” actual, ya que “la oposición contra su reforma laboral es mayoritaria”. Entre los firmantes figuraron miembros del grupo de socialistas disidentes que el 10 de mayo se negaron a dar su voto al proyecto de ley sobre la reforma laboral que envió Hollande a la Asamblea Nacional.
El enfrentamiento sobre la iniciativa está enfocado en su artículo 2, que modifica la legislación laboral para dar prioridad a los acuerdos que se negocien en las empresas sobre los convenios colectivos. Los ocho sindicatos que se oponen a la ley la consideran excesivamente liberal. Liderados por la Confederación General del Trabajo (CGT), hicieron también un llamado conjunto para “continuar y ampliar las movilizaciones” para unir fuerzas frente a la próxima jornada nacional de protesta, el 14 de junio, fecha en que llegará al Senado el proyecto de ley.
Lanzada hace apenas tres meses, la movilización social se endureció la semana pasada con piquetes en puertos, refinerías y depósitos de combustibles. El martes los aeropuertos parisinos quedaron sin petróleo, provocando un caos en las terminales aeroportuarias. El primer ministro francés, Manuel Valls, recibirá hoy a las cámaras empresarias petroleras y de transportes para discutir medidas y así afrontar las huelgas.