El papa Francisco envió ayer un mensaje personal, firmado por él, a los musulmanes, en el que aboga por “el respeto mutuo” e invita a poner fin a “las críticas injustificadas y difamaciones” por parte de ambas partes. Se trató de la misiva que desde 1967 el Vaticano le envía a la comunidad musulmana en ocasión del fin del Ramadán.
Sólo en 1991, bajo el pontificado de Juan Pablo II, el jefe de la Iglesia Católica había rubricado el mensaje. “Este año, el primero de mi pontificado, decidí firmar yo mismo este tradicional mensaje y enviárselo, queridos amigos, como expresión de estima y amistad hacia todos los musulmanes, especialmente aquellos que son jefes religiosos”, expresó en la nota Jorge Bergoglio. Además, el religioso argentino invitó a los musulmanes a “reflexionar”, al tiempo que pidió “la promoción del respeto mutuo a través de la educación” para “evitar críticas injustificadas y difamaciones” por parte de las dos religiones.
“Estamos llamados a respetar sobre todo la vida de toda persona, su integridad física, su dignidad con los derechos, su reputación, su patrimonio, su identidad étnica y cultural, sus ideas y sus decisiones políticas”, escribió el Papa en el mensaje divulgado por el Vaticano. Al referirse al respeto, el Pontífice agregó: “Tratemos simplemente de compartir la alegría, sin hacer referencia al contenido de las convicciones religiosas”.
“Tenemos que pensar, hablar y escribir de manera respetuosa sobre el otro, no sólo delante de él, sino siempre y en todas partes, evitando la crítica injustificada y la difamación. Para ello la familia, la escuela, la enseñanza, todas las formas de comunicación mediática juegan un papel importante”, subrayó el Papa.
Así, Francisco hizo llegar en persona una señal de “amistad universal”, enfatizada por el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Jean Louis Tauran, quien subrayó que la firma de ese texto por parte del Santo Padre fue “una iniciativa toda suya, personal”. “Creo que así quiso manifestar el gran respeto que tiene por los fieles del islam”, dijo Tauran en Radio Vaticana.
En pleno verano en Italia, Francisco no se moverá de su residencia de Santa Marta, hecho jamás visto a lo largo del último siglo y medio en la historia de la Santa Sede, y estudiará cuáles serán sus próximos pasos como jefe de la Iglesia. Sin embargo, muchos cardenales y religiosos con cargos importantes en el Vaticano ya hicieron las valijas y partieron hacia sus ciudades de origen o a la montaña para alejarse del calor de la Ciudad Eterna y descansar un poco.
Para Bergoglio, éste será, en cambio, un verano de trabajo. Dentro de las tareas que encarará en los próximos días, figura la reforma de la Constitución apostólica, texto clave para el gobierno de la curia romana. Por su parte, el tema seguramente más delicado de todos será el de la reforma del Instituto de Obras Religiosas (IOR), bautizado por la prensa como Banco Vaticano, que tantos escándalos y problemas provocó a la Iglesia en los últimos años. Francisco también quiere reformarlo.