Advirtió, al terminar el rezo del Ángelus ante los fieles en la Plaza de San Pedro que valerse del nombre de Dios para justificarlos “es una blasfemia”.
“Tanta barbarie nos deja consternados y nos interroga sobre cómo puede el corazón humano idear y cometer actos tan horribles, que han trastornado no solo a Francia sino al mundo entero”, añadió el papa Francisco.
“Ante semejantes actos, no se puede no condenar la afrenta incalificable a la dignidad de la persona humana”, agregó el papa Francisco ante miles de fieles desde el balcón del Palacio Apostólico.
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