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Francisco procesó a los ‘cuervos’ del Vaticano

La Justicia de la Santa Sede decidió iniciar juicio a quienes filtraron documentos secretos, y a los dos periodistas italianos que los divulgaron en sendos libros de investigación.

Duro. El Papa ya había calificado de “crimen” la filtración.
| Cedoc

Desde Ciudad del Vaticano

Asociación delictiva. Por este delito, la Justicia vaticana, luego de una rápida investigación del robo y la difusión de documentos reservados, decidió ayer enviar a juicio a los supuestos “cuervos” del Papa:  el monseñor español Lucio Vallejo Balda, único religioso entre los ocho miembros de la comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede (Cosea) creada por Francisco en julio de 2013 para analizar las finanzas vaticanas; la relacionista pública italiana de 33 años Francesca Chaouqui y Nicola Maio, ex colaborador de la Cosea que además se desempeñaba como secretario particular de Balda.
Los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, que publicaron los documentos reservados en sus libros Vía Crucis y Avaricia, respectivamente, irán también a juicio por violación del artículo 116 bis del código penal vaticano, que castiga la difusión de información y documentos reservados, incorporado después del escándalo por la revelación de correspondencia privada de Benedicto XVI, en 2012.
En aquel entonces, el único que “pagó el pato” fue el mayordomo de Ratzinger, Paolo Gabriele.

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Ingenuidad. “Debo ser ingenuo, pero yo pensaba que el Vaticano iba a perseguir a los autores de los crímenes que denuncié, no a mí por haber hecho la denuncia”, dijo Fittipaldi, el autor de Avaricia, que al igual que el otro libro enumera una serie de gastos escandalosos, que incluyen el desvío de limosnas para financiar la construcción de lujosos apartamentos de altos miembros de la curia romana.
Nuzzi prefirió responder a través de un mensaje en Twitter, en el que afirmó estar “orgulloso de haber escrito una investigación” y agregó los hashtags #viacrucis #nomeequivoco y #noinquisición.
“Pueden hacer lo que quieran, pero hasta el fin del mundo habrá periodistas que den noticias como #viacrucis”, concluyó.

Juicio. Monseñor Valda, Francesca Chaouqui y Nicola Maio también responderán por la violación del 116 bis. El juicio comenzará el próximo martes en el tribunal del Vaticano.
Antes de que los libros salieran a la venta, monseñor Balda, que pertenece al Opus Dei, y su ex pupila, Francesca Chaouqui, también considerada cercana a “la Obra”, fueron detenidos.
Balda, tras prestar declaración ante la gendarmería vaticana, quedó preso, y Chaouqui, que dijo estar embarazada y colaboró con los investigadores diciendo que el único responsable de las filtraciones era el monseñor, fue inmediatamente puesta en libertad.

Furia. Balda llegó a Roma convocado por Benedicto XVI, tras haber sido muy recomendado  por el  cardenal Antonio María Rouco Valera, en ese entonces presidente de la Conferencia Episcopal española.
Su carrera siguió con la llegada de Francisco, que no sólo lo mantuvo como secretario de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede (cargo que aún mantiene), sino que lo nombró secretario general de la Cosea.
En los pasillos vaticanos circula el rumor de que a Balda lo enfureció no haber sido nombrado por Francisco como numero dos de la súper Secretaría de Economía anunciada por Bergoglio en marzo de 2014. Quien dirige esa secretaría es el cardenal australiano George Pell, que tiene fama de no tener una buena relación con Balda.