En su tercer viaje al exterior, el papa Francisco arribará este jueves (miércoles por la noche de la Argentina) a Corea del Sur, en una visita de Estado que supone múltiples desafíos políticos y religiosos. El Pontífice no sólo pedirá la unificación de las dos Coreas, sino que también jugará de visitante, ya que los católicos son minoría en la península asiática. Pese a eso, Jorge Bergoglio desplegará su carisma para cautivar a millones de personas que asistirán a las cuatro misas que oficiará durante su estadía de cinco días.
Minutos después de aterrizar en Seúl, asistirá a una ceremonia oficial de bienvenida organizada por la presidenta Park Geun-Hye, hija del dictador Park Chung-Hee, padre del “milagro” económico surcoreano. El viernes, Bergoglio oficiará una misa de la Asunción de la Virgen Santísima en el estadio de fútbol en Daejeon, al sur de la capital, donde asistirán miles de jóvenes asiáticos.
Poco afecto a los lujos y la ostentación, Francisco dormirá en la Nunciatura Apóstolica y se desplazará en un vehículo pequeño de una automotriz surcoreana. “El Papa quiere eventos sencillos y austeros, mientras pone importancia en los mensajes”, informó el comité que prepara su visita, al expresar que respetará al máximo la voluntad del Papa.
Uno de sus desafíos pastorales más importantes será hablarle no sólo al 10% de la población que profesa la fe católica, sino también a los protestantes –35% de los surcoreanos–, los budistas y los confucianos. Y, también, focalizará su atención en las víctimas de persecución religiosa en Asia, en particular en China y Corea del Norte. Entre otras tareas, beatificará a 124 mártires coreanos, que fueron asesinados en el siglo XVIII por renunciar al confucianismo, la ideología dominante durante la dinastía Joseon, que gobernó Corea entre 1392 y 1910.
Aunque la economía del país goza de buena salud, ya que creció un 3% en 2013, tiene una desocupación de 3,9% y una inflación de sólo el 2,3% anual, la problemática social también será mencionada en las homilías de Francisco. “Corea tiene dos aspectos: por un lado hemos tenido un crecimiento de la economía y de la prosperidad por décadas, y, por el otro lado, tenemos un número de pobres y marginados, escondidos a la sombra del logro industrial. En los últimos años, los pobres se hicieron más pobres y los ricos se enriquecieron. Espero que Francisco hable de estos problemas”, confió a PERFIL desde Seúl el sacerdote Song Cha Sun, de 55 años.
El Pontífice también se reunirá con las familias de las 183 víctimas fatales de la tragedia del ferry Sewol y con víctimas de esclavitud sexual durante la Segunda Guerra Mundial.
La polémica no estará exenta en el viaje de Francisco. El argentino visitará el centro de discapacitados Kkottongnae, también conocido como el “Pueblo de las Flores”. Se trata de un hogar que también recibe a personas sin techo y fue denunciado recientemente por malversación de fondos.
En su primera visita a Asia y en la tercera de un Papa a Corea –Juan Pablo II fue en 1984 y 1989–, Francisco buscará apelar a la convivencia pacífica entre distintos credos y hará un nuevo llamado por la paz en la península. Con su habitual encanto porteño, intentará conquistar Seúl y extender hacia Oriente la influencia y el poder del Vaticano.