INTERNACIONAL
Guerra en Medio Oriente

"Gracias, Irán", firmado: Bibi Netanyahu

Enjaulado entre sus problemas judiciales, una guerra en Gaza sin resolución a la vista y con decenas de rehenes israelíes todavía cautivos de Hamas en el enclave palestino, la lluvia de misiles iraníes pueden darle una oportunidad al mandatario israelí.

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Netanyahu en la base aérea de Tel Nof, a principios de abril | Kobi Gideon / GPO

Por un par de días, el primer ministro Benjamin "Bibi" Netanyahu podrá recuperar el aliento: el masivo ataque iraní con misiles del sábado por la noche desvió la atención de la discutible estrategia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Gaza, con su doloroso precio de vidas civiles, y sus por ahora pobres gestiones para que los rehenes secuestrados por Hamas puedan, finalmente, volver a casa. 

Además de ese respiro para Netanyahu, la fallida operación militar de Teherán permitió también que la industria israelí de la defensa y la seguridad recupere su alto posicionamiento global, que quedó en cierta manera manchado por las fallas de inteligencia que derivaron en la entrada de los militantes de Hamas al sur del país el 7 de octubre del año pasado, cuando traspasaron las barreras limítrofes y pudieron dedicarse durante horas a torturar y asesinar cientos de israelíes y extranjeros de las comunidades fronterizas con Gaza.

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Si bien un reporte reproducido este lunes por el portal israelí Walla afirmó que los daños en la base Nevatim de la fuerza aérea, en el sur del país, fueron mayores de lo que reconocieron los voceros de las FDI en un primer momento, el hecho de que un 99 por ciento de los proyectiles lanzados por Irán hayan sido interceptados y que no se registraran víctimas mortales puede ser señalado como un gran éxito, como se celebró tanto en Jerusalén como en Washington

Ahora queda por verse cómo reaccionará el gobierno de Netanyahu frente al ataque de los iraníes, lanzado supuestamente en represalia por la explosión de su representación diplomática en Damasco del primer día de abril, que causó la muerte de algunos jefes de su célebre Guardia Revolucionaria

Los halcones de la política israelí están pidiendo sangre, y se salen de la vaina por mandar a los F-35 estacionados precisamente en Nevatim para un golpe en territorio iraní. Estos aparatos del tipo stealth son considerados por muchos expertos como los mejores aviones caza del mundo en modo operativo. Y son capaces de recorrer los miles de kilómetros que separan a Irán de Israel. 

"¿Qué pasa si Israel finalmente decide contraatacar? -se preguntó el Jerusalem Post horas después de la lluvia de misiles islamistas-. ¿Qué pasa si decide aprovechar esta oportunidad para bombardear finalmente el preciado programa de armas nucleares de Irán?". 

Sería, claramente, una oportunidad de oro para Netanyahu, cuya estatura política local e internacional se derrumbó después del atentado terrorista del 7/10. Bibi, de 74 años, es considerado -incluso a regañadientes por sus rivales de izquierda- como un impulsor principal de la nueva economía israelí, la que convirtió al país en la StartUp Nation, una verdadera potencia tecnológica mundial. Pero desde hace unos años, empujado por las denuncias de corrupción en su contra que lo mantienen en una situación extremadamente incómoda frente a la justicia, parece haber dejado de lado su traje de Señor Seguridad para ponerse un disfraz de Me Aferro al Poder Como Puedo. 

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Acorralado, no tuvo mayores problemas en formar gobierno, después de las elecciones de 2022, con líderes de la derecha más recalcitrante, como Itamar Ben-Gvir (con un inquietante pasado kahanista y racista anti-árabe) y Bezalel Smotrich, un paladín de los asentamientos judíos en Cisjordania, uno de los territorios que, en un futuro por ahora difícil de prever, servirá como parte de un estado palestino. 

Pero no solamente Smotrich y Ben-Gvir pueden ser los impulsores de una represalia militar israelí. De hecho, ni siquiera se sientan en el mini gabinete de guerra instalado después del ataque del 7 de octubre y que supervisa las acciones de las tropas de las FDI en la Franja de Gaza. El propio ministro de Defensa, Yoav Gallant, a quien no se puede considerar un extremista, le comunicó este lunes a su colega de Estados Unidos, Lloyd Austin, que Israel "no tiene otra opción" que no sea golpear materialmente a Irán por la lluvia de misiles del sábado a la noche. 

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Otra importante voz de la derecha, la del ex primer ministro Naftali Bennett, se levantó en ese sentido, aunque dejando la puerta abierta a las opciones que desechó Gallant. En un largo mensaje que posteó en su cuenta de X (la red social antes conocida como Twitter), Bennett deslizó que llegó el momento para que Israel apunte contra la "cabeza del pulpo", es decir, Teherán, y no contra sus "tentáculos" (grupos islamistas violentos como Hamas, Hezbollah y otros en la región). 

Vale la pena detenerse en el razonamiento de Bennett, porque refleja lo que piensa una parte importante de la sociedad israelí: el régimen de los ayatollah tiene que caer, y si no es por la fuerza, entonces con una acción conjunta de Occidente y los países árabes moderados.

Bennett comenzó rechazando la primera evaluación de Washington. "La administración estadounidense nos dice: 'esta es una victoria, ya ganaron frustrando los misiles, no hay necesidad de ninguna otra acción'". Pero "No, no es una victoria -subrayó el ex primer ministro-. Sí, es un éxito notable de los sistemas de defensa aérea de Israel, pero no es una victoria". Luego razonó que "no se ganan guerras simplemente interceptando los ataques de tu enemigo, ni disuadiéndolo", porque "la próxima vez, tu enemigo se esforzará más, con más y mejores armas y métodos". 

¿Cómo disuadirlo definitivamente? "Cobrando un precio profundamente doloroso" por el atrevimiento de lanzar cohetes contra Israel, sostuvo. 

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La "estrategia Biden"

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puso rápidamente en marcha al Grupo de los Siete países más desarrollados del planeta (G7) y, junto a sus colegas del bloque, prometió "adoptar nuevas medidas ahora" y preparar otras "en respuesta a nuevas iniciativas desestabilizadoras" del régimen de Teherán. ¿Serán acciones diplomáticas? ¿Económicas?

También este lunes, la prensa israelí reportó que el gabinete restringido de guerra, del que forman parte Netanyahu, Gallant y el líder opositor (y ex jefe de las FDI) Benny Gantz, está evaluando una represalia "dolorosa" contra Irán pero que "no encienda una guerra regional".

La pelota está ahora en los pies de Netanyahu, quien -según comentó el analista Lazar Berman en el portal Times of Israel- tiene la chance de aprovechar que el vendaval de misiles iraníes puede "romper el aislamiento" que Jerusalén sufre a causa de la crisis humanitaria en Gaza y "replantear la guerra" en el enclave palestino. 

En el corto plazo, apuntó el profesor Meir Litvak, del Departamento de Medio Oriente de la Universidad de Tel Aviv, la posición política de Netanyahu "puede haber mejorado" tras la agresión de Teherán, "pero eso no solucionará sus principales problemas: resolver la guerra en Gaza, gestionar las relaciones con Estados Unidos y seguir manteniendo su coalición de derecha". 

Entrevistado por PERFIL, Litvak describió la situación de Bibi de manera trágicamente risueña: "la cuadratura del círculo no será fácil ni posible a largo plazo".

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Por su parte, el profesor Eyal Zisser, del Centro Moshe Dayan de Estudios Africanos y de Oriente Medio, que también tiene su sede en Tel Aviv, se expresó en cierta sintonía con Litvak. "En términos generales -le dijo a PERFIL-, es demasiado pronto para juzgar si la continuación de la guerra en Gaza ayuda" a Netanyahu, incluso en este nuevo contexto. "Tal vez a corto plazo", matizó, "pero no estoy seguro de si también (lo ayudará) a largo plazo".

Zisser también se mostró escéptico frente a las declaraciones triunfales tras el bombardeo iraní. "El sistema de defensa aérea funcionó bien -reconoció-, pero, después de todo, Irán atacó a Israel por primera vez y eso no se puede considerar un éxito", aseveró. En ese sentido, Litvak destacó que, "si bien el ataque iraní fue un fracaso táctico y operativo, marca un cambio significativo en la conducta de Teherán al actuar directamente contra Israel y no esconderse detrás de representantes" como Hezbollah, Hamas o los hutíes.

Tanto Litvak como Zisser subrayaron como un elemento fundamental surgido del ataque del sábado a la noche al fuerte apoyo que Israel recibió de los países árabes moderados, y no precisamente en palabras. Por ejemplo, rápidamente se supo que cazas de la aviación militar de Jordania también participaron de las misiones de interceptación y derribamiento de los proyectiles iraníes, en coordinación con los aparatos estadounidenses desplegados en la región. 

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Un avión de la Fuerza Aérea de Israel se alista para salir a cazar misiles iraníes | Foto: FDI

Y, este lunes, el Wall Street Journal reveló que -con un empujoncito de la Casa Blanca y el Pentágono- varios países del Golfo Pérsico, entre ellos Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), proveyeron información "vital" sobre los planes iraníes para disparar más de trescientos cohetes, misiles y drones contra Israel. Si las versiones sobre el apoyo de Jordania y las naciones del Golfo son ciertas, se trata de una noticia "muy significativa, ya que indica la evolución de una alianza regional anti-iraní" bendecida por Biden, señaló Litvak, mientras que Zisser consideró el hecho "importante" y vaticinó que esta cooperación militar regional "continuará".

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Justamente, uno de los grandes protagonistas del proceso de acercamiento de Israel a los países árabes moderados es Netanyahu, a quien se puede ver sonriendo en las fotos tomadas en setiembre de 2020 en la Casa Blanca durante la firma de los Acuerdos de Abraham con Bahrein y los EAU. El primer ministro también estaba a punto de lograr, antes del ataque de Hamas y el estallido de la guerra en Gaza, la normalización diplomática con Arabia Saudita, el otro gran enemigo de Irán en la región. 

En medio de esta compleja arquitectura geopolítica, Biden apuesta fervientemente a este camino de acercamiento entre Israel y los árabes moderados. No solamente porque es macanudo, sino porque una eventual guerra total entre las fuerzas de Teherán y de Jerusalén puede llevar el precio del petróleo a las nubes. 

¿Lo acompañará Netanyahu en esa aventura? La estrategia de Biden implica "el precio de obligar al gobierno israelí a aceptar algunas medidas diplomáticas" frente a la situación de los palestinos, como establecer una ruta hacia el estado propio y un "día después" en Gaza que sea aceptable para los aliados de Jerusalén, apuntó Litvak. Por el momento, admite el profesor, Netanyahu y su gobierno "se oponen" a ceder a la presión de Biden, "pero personalmente espero que al final tenga que aceptarlo".

Con más de dieciséis años al frente del gobierno en distintas etapas desde 1996, Netanyahu es el primer ministro con más tiempo en el cargo en la historia del país, por encima del padre fundador, David Ben-Gurion. Y, al parecer, todavía le queda cuerda para mantenerse como "villano" o convertirse en un héroe histórico para Medio Oriente (según desde qué punto de vista se lo mire, claro).

cp