“¿Y ahora qué dirá Bolsonaro?”. Letícia Garanhao, una treintañera, no tuvo dudas en responder su propia pregunta: “Es hora de que se vaya”. Fue en el medio de una manifestación gigantesca, que tuvo lugar esta tarde en la Avenida Paulista, para gritar la consigna unificadora: “¡Fuera!”. Desde los evangélicos a los católicos de la Pastoral de la Tierra; desde los socialdemócratas de centro hasta las agrupaciones de izquierda, se juntaron para protestar contra el “negacionismo” bolsonarista, para homenajear a los 600.000 muertos por la pandemia, y para exigir el respeto a la democracia.
Nunca esta palabra adquirió tanto sentido como ahora. El viernes ultimo, en medio de su campaña electoral anticipada, el presidente brasileño volvió a repetir ante sus seguidores: “¡Compren armas!”. Ayer, entre los miles de jóvenes que se dieron cita en la movilización, llevaban un cartel que, a modo de réplica de la convocatoria presidencial, decía: “Yo compro libros, que son las mejores armas”.
La multiplicidad ideológica del acto, que aún continuaba al atardecer, fue el dato más remarcado por la prensa brasileña. Entre quienes discursearon desde el palco principal estaba Paulinho da Forca, tal como es conocido el diputado que dirige Fuerza Sindical y que preside el partido Solidaridad. El legislador, que en su momento apoyó el impeachment que derribó a la ex presidenta Dilma Rousseff, ahora decidió demandar: “Tenemos que librarnos de Bolsonaro”. No fueron, claro está, los únicos políticos que buscaron estar presentes en semejante demostración de fuerza “anti Bolsonaro”. También el partido del Movimiento Democrático de Brasil (MDB), que en su momento apoyó al jefe de Estado en el poder, quiso subrayar sus coincidencias con el resto de la oposición. La senadora Simone Tebet, que pretende erigirse en candidata presidencial, decidió enviar un audio para demostrar presencia: “El grito de hoy es el inicio de una caminata que une a todos contra el desgobierno que pretende restringir las libertades”.
En verdad, esta es la primera marcha masiva desde las protagonizadas por las clases medias y altas paulistas en 2015 y 2016. A diferencia de aquella época, enfocadas contra el ex presidente Lula da Silva, ahora son muchos los que irán a darle su voto: “Entre Lula y Bolsonaro, lo voto a Lula” explicó a esta periodista una señora que, por su vestimenta, pertenece a la llamada “clase A”. Es que el ex mandatario, conocido por haber gobernado durante 8 años y dejar el ejecutivo con 86% de popularidad, es hoy la alternativa más segura contra el actual comandante del Palacio del Planalto. Las últimas encuestas le dan a Lula 55% de los votos, en su disputa contra Bolsonaro, que se estanca en 35%.
Ante esta gran concentración variopinta, la presidenta del Partido de los Trabajadores Gleisi Hoffmann, declaró: “Tenemos muchas diferencias, pero ahora lo más importante es que tenemos la unidad. No queremos más a Bolsonaro gobernando este país”.
En Brasilia, la capital del país, hubo también una marcha contra el gobierno federal. Los manifestantes demandaron el juicio político contra el presidente, y cargaban carteles contra los aumentos de la luz, el gas y los alimentos. Y en Río de Janeiro ocurrió por la mañana, como también en otras grandes ciudades del interior.
Como admitieron todos los líderes políticos “este el comienzo de una lucha por la recuperación democrática”.
EG / ED