Agencias
Berlín
La investigación realizada en Alemania tras el escándalo de los motores trucados de Volkswagen para eludir leyes de control de emisiones reveló ayer irregularidades en otras 16 marcas de vehículos, en una semana llena de sobresaltos en la industria mundial del automóvil.
El ministro de Transportes alemán, Alexander Dobrindt, citó entre las marcas implicadas a Alfa Romeo, Chevrolet, Dacia, Fiat, Hyundai, Jaguar, Jeep, Land Rover, Nissan y Suzuki, además de las alemanas Volkswagen, Audi, Mercedes, Opel y Porsche, así como la francesa Renault, ya señaladas anteriormente por una fuente gubernamental.
Dos grandes nombres del sector, Daimler, fabricante de Mercedes-Benz, y Mitsubishi, se habían visto salpicados estos últimos días por nuevas oleadas del caso.
El primero abrió una investigación interna, solicitada por las autoridades estadounidenses, sobre el modo en que son certificadas las emisiones contaminantes de sus vehículos en Estados Unidos.
Las autoridades alemanas sospechan que los automóviles de las marcas investigadas podrían estar desconectando de manera irregular los dispositivos de control de emisiones de algunos de sus modelos, contaminando así en realidad más de lo permitido.
Miles de revisiones. En su comparecencia de ayer, el ministro alemán confirmó además que unos 630 mil vehículos de los constructores alemanes implicados serán revisados debido a irregularidades en sus niveles de emisión de gases contaminantes.
La decisión sobre una eventual llamada a revisión de marcas extranjeras deberá ser tomada por los países en los que los modelos bajo sospecha presentaron su pedido de autorización para la Unión Europea, agregó.
En los vehículos implicados, el sistema de filtración de emisiones contaminantes es automáticamente desactivado cuando la temperatura exterior baja de cierto umbral.
Sin embargo, según las normas europeas, este mecanismo solamente es autorizado si permite evitar un accidente o un daño al motor.
La confesión de Volkswagen de que había instalado un dispositivo en el motor de unos 11 millones de vehículos de todo el mundo para que parecieran mucho menos contaminantes de lo que eran en realidad ha llevado a varios países a realizar exámenes a los vehículos en circulación.
Así lo hizo el Reino Unido, que dijo que no había descubierto ninguna treta como la de Volkswagen, aunque aclaró que las emisiones de óxido de nitrógeno “son mucho más elevadas en condiciones reales y en los exámenes realizados en carretera que en el laboratorio”.
En Francia, las oficinas de PSA (Peugeot-Citroën) fueron registradas por los servicios franceses de lucha contra el fraude, que investigan “anomalías” sobre los niveles de emisiones.
El grupo automotor alemán Volkswagen ya está sintiendo con fuerza las repercusiones del escándalo: en 2015 registró pérdidas netas de 1.582 millones de euros, su primera pérdida anual en más de veinte años, debido a las masivas provisiones para hacer frente a los costos derivados del escándalo de motores diésel trucados.
“La crisis actual representa un peso financiero muy importante para Volkswagen”, admitió ayer su presidente Mathias Muller.