afp/ap desde París
El escándalo de Leonarda Dibrani parece no tener fin en Francia. El presidente François Hollande declaró ayer que la estudiante gitana expulsada a Kosovo puede regresar a París “ella sola”, sin la compañía de sus padres y hermanos. La joven de 16 años no tardó en responderle: “No iré sola a Francia, no abandonaré a mi familia. No soy la única que tiene que ir al colegio, también están mis hermanos y mis hermanas”. Y, ante las cámaras de televisión, la muchacha disparó su estocada final: “¿No tiene el señor Hollande compasión por mi familia? ¿No tiene piedad?”.
Se trató de la primera vez que el jefe de Estado galo, con la más baja popularidad desde que llegó al poder, se refirió al tema que dividió al país. “Si Leonarda lo solicita, teniendo en cuenta las circunstancias, y quiere seguir sus estudios en Francia, será recibida”, declaró el mandatario desde el palacio del Elíseo. El presidente socialista especificó que la oferta se dirige a “ella sola”, por lo que su familia no podrá regresar. A su vez, Hollande dijo tomar esa decisión por una cuestión “humanitaria”, y recalcó que “no se infringió ninguna ley” al expulsar a la niña, a sus padres y sus cinco hermanos.
El conflicto estalló esta semana en el país y motivó que miles de estudiantes salieran a las calles a protestar contra la medida. En tanto, dentro del Ejecutivo hay discrepancias sobre la política migratoria del ministro del Interior, Manuel Valls.
Desde Mitrovica, Kosovo, donde se encuentra actualmente, Leonarda siguió en directo el discurso del presidente y rechazó inmediatamente su propuesta.
Leonarda nació en Italia, al igual que cuatro de sus hermanos. La más pequeña de la familia, de 17 meses, nació en Francia, y sólo el padre, Resat, de 47 años, es originario de Kosovo. Los Dibrani fueron expulsados a la ex provincia serbia porque el jefe de familia mintió al llegar a Francia en 2008 y dijo a la administración que eran todos kosovares, para tener “más oportunidades de obtener el asilo”.
Pero Leonarda, que no habla albanés y necesita a su padre para comunicarse con los funcionarios locales, puso en evidencia lo kafkiano de la situación, al sostener ayer que no quiere vivir en Kosovo y que para ella es “un país extranjero”. “Quiero volver a Francia, quiero volver a mi casa”, dijo la chica.