La colectividad ucraniana en la Argentina es la más importante del mundo de habla hispana, con 250 mil inmigrantes y descendientes, que llegaron al país escapando de Stalin y buscando más oportunidades económicas. Arribaron en cuatro olas, la primera en 1897 y la última en la década de 1990, tras la disolución de la Unión Soviética. Ahora, observan con preocupación y ansiedad el conflicto en Crimea y denuncian que el presidente ruso Vladimir Putin quiere anexar todo el territorio de Ucrania.
Reunidos por PERFIL, el reconocido neurocirujano Pedro Lylyk, presidente de la Representación Central de Ucrania en la República Argentina; Irene Szejian, investigadora del Conicet en biología molecular; Viktor Paniouk, cardiólogo especializado en terapia intensiva; Lyudmyla Bots, médica otorrina; Nataliya Panyuk, estudiante de medicina; y el Padre Nazariy Kasczak, párroco de la Iglesia Católica Ucrania; debatieron sobre la crisis en su tierra natal.
—¿Por qué decidieron emigrar a la Argentina?
SZEJIAN: Hace 65 años que vivo acá. Nací en Ucrania oriental, en una ciudad que se llama Járkov, muy cerca de Rusia. Allí sólo se hablaba el idioma ruso, yo no sabía nada de ucraniano. Cuando mis padres se escaparon del terrorismo de Stalin y vinimos a Occidente, decidieron que hablaríamos en ucraniano. Mis padres eligieron Argentina por el clima y por el nivel cultural.
LYLYK: Algunos vinimos acá sin elegir y otros vinieron eligiendo. Mis padres vinieron sin elegir nada.
PANIOUK: Yo llegué en 1996. La situación económica en Ucrania no era favorable. Después de la caída de la URSS, todo lo que era del Estado pasó a manos privadas, pero de manera injusta. Los hijos de funcionarios y sus familias se quedaron con las grandes empresas. Además, había muchas mafias y corrupción.
—¿Cómo viven la crisis en Crimea, anexada recientemente por Rusia?
L: Hemos vivido esto con ansiedad primero, apesadumbrados después, por todas las muertes y con esperanzas al final. Ahora, estamos otra vez preocupados por la invasión de Crimea. Esto es una cabecera de playa de Putin, que no va a parar en Crimea. Si Occidente piensa que el tema es quedarse con las bases y los gasoductos, eso no es así. Esto es un movimiento estratégico para seguir. Va a buscar la gran Rusia. El objetivo no es Crimea. El objetivo es Ucrania.
KASCZAK: Hay una guerra de información en Crimea. Los que hacen disturbios son infiltrados, mandados por la propia Rusia. Quieren la división de Ucrania diciendo que hay que defender a la gente que habla ruso.
S: Rusia sin Ucrania no es imperio y ellos no quieren perder su posibilidad de imperio.
—¿Por qué Putin quiere quedarse con Crimea?
L: Putin es una mezcla de stalinismo soviético más imperialismo zarista, con un ADN claramente imperialista. Es un aprendiz de zar. Occidente piensa que sancionando a Putin va a frenarlo. Se equivocan. Occidente habla y Putin actúa, esa es la diferencia.
NATALIYA PANYUK: El empezó por Georgia en 2008, siguió por Crimea, va a continuar con Ucrania del este, y después le quedan Letonia, Estonia, Lituania, Moldova. La idea que tenía era hacer una Unión Euroasiática.
P: El presidente Putin quiso castigar la revolución de Kiev. Porque la frontera de Ucrania está a 600 kilómetros de Moscú. Tiene miedo que el incendio de la Plaza Maidan llegue a la Plaza Roja.
—¿Qué le pedirían a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que en su gira por Europa se refirió al referéndum de Crimea?
P: Pediríamos que tome una posición definida. El canciller Héctor Timerman solamente tuvo un encuentro con su par ruso. ¿Por qué no se reúne con su par ucraniano?
L: Queremos que se nos respete y que se nos escuche. Así como no queremos que la Argentina pierda las Malvinas, no queremos que Ucrania pierda nada de su integridad territorial que está ajustada al derecho internacional. Que Argentina tenga en cuenta esto. Y que antes de tomar una decisión, escuchen a las dos partes.