A partir de 2008, la Tierra dispondrá de la ventana más grande para escrutar los misterios del universo. A 4.580 metros de altura, en la cumbre de un inactivo volcán mexicano, el Gran Telescopio Milimétrico (GTM) comenzará a develar las condiciones que existían al conformarse las primeras estrellas.
El gigante de acero será inaugurado el 22 de noviembre en un esfuerzo binacional entre México y Estados Unidos, que requirió de una inversión de 115 millones de dólares entre el Instituto Nacional mexicano de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y la Universidad de Massachussets.
"Este telescopio va a tener la capacidad de observar las condiciones que existían cuando se empezaron a formar las primeras estrellas y las primeras galaxias hace 13.400 millones de años luz", dijo a la agencia AFP el astrofísico Emmanuel Méndez, gerente del proyecto y miembro del Inaoe de México.
Los grandes temas que serán investigados a través del GTM contemplan la constitución de los cometas y las atmósferas planetarias, la formación de planetas extrasolares, el nacimiento y evolución de las estrellas, el crecimiento jerárquico de las galaxias y cúmulos de galaxias y su distribución a gran escala, hasta la radiación cósmica de microondas.
Unos 120 trabajadores mexicanos erigen desde hace ocho años el GTM en la cima de la montaña Sierra Negra -la cuarta más alta del país-, enfrentándose a condiciones climáticas adversas de dos grados centígrados bajo cero en promedio y a una reducción hasta del 40 por ciento en el oxígeno.
"En 1999, justo cuando estábamos colando los 37 pilares que sostienen al telescopio, nos sorprendió una nevada muy grande ya que la temperatura era de 10 grados bajo cero. Ese día llegó la nieve hasta 20 centímetros y aún así pudimos hacer el trabajo", relató Macario Vargas, supervisor del proyecto.
El radiotelescopio fue diseñado por la empresa MAN Technologie de Alemania, a solicitud de la Universidad de Massachussets, para realizar observaciones astronómicas en ondas milimétricas , lo que lo convierte en el más grande y preciso en su tipo en el mundo.
"En la astronomía, la microonda fue poco explorada y ofrece estar llena de secretos muy interesantes. Las ondas milimétricas nos permitirán medir con precisión velocidad, temperatura, densidad, campo magnético y las condiciones físicas y químicas de lo observado", detalló Emmanuel Méndez.
Unas 2.000 toneladas de acero conforman la antena de 50 metros de diámetro, que para ser colocada requirió de maquinaria especializada y movimientos exactos que evitaron cualquier falla.
"En la Universidad de Massachussets pensaron que era una buena idea construir una antena más grande; ellos mismos la concibieron como la más grande que la tecnología vigente pudiera soportar", explicó.
Tras doce meses de un intenso debate entre astrónomos de ambas naciones, fue en 1997 cuando la montaña Sierra Negra (en el estado mexicano de Puebla, en el centro del país) fue elegida como el lugar donde sería construido el Gran Telescopio Milimétrico (GTM), debido a sus bajos niveles de humedad y la latitud en la que se ubica, que ofrece un buen acceso a los hemisferios norte y sur.
"A las microondas las devora el vapor de agua, por lo que si queremos observar objetos lejanos es necesario que la atmósfera circundante no tenga humedad", prosiguió.
El principal enemigo del telescopio es la velocidad del viento, "por lo que fue diseñado para soportar vientos de hasta 200 kilómetros por hora", detalló Méndez.
El GTM será el más grande y sensible de los telescopios milimétricos de apertura simple entre 0,85 milímetros y 4 milímetros cuando empiecen las operaciones científicas en el 2008.
Para su operación y mantenimiento se requiere de una inversión anual aproximada de 4,5 millones de dólares que fueron garantizados por el Inaoe y la Universidad de Massachusetts.