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elecciones presidenciales

Incertidumbre en la campaña por la inminente detención

Sin Lula, se abrirá un nuevo escenario político en Brasil. Bolsonaro, segundo en los sondeos, frenaría su ascenso. Alckmin y Meirelles cerca de lanzar sus candidaturas.

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Derechista. Bolsonaro, un militar que defiende el golpe de 1964, apela al electorado antilulista. | afp y cedoc perfil

La inminente detención de Luiz Inácio Lula da Silva impactará de lleno en las elecciones presidenciales de octubre. Si bien el Tribunal Superior Electoral (TSE) aún no inhabilitó al ex presidente, su condena en primera y segunda instancia, según la ley de Ficha Limpia, lo elimina virtualmente de la competencia. Sin posibilidad de recorrer el país, como el resto de los candidatos, su campaña queda trunca, así como su aspiración de volver al poder. Primero en todas las encuestas, con el 33% de intención de voto, su ausencia deja un vacío enorme y cambia diametralmente el escenario electoral.
Según el último sondeo de CNT/MDA, difundido en marzo, el voto en blanco y nulo subiría 10 puntos porcentuales si el ex sindicalista no compite en los comicios. El candidato más votado sería –con el 20%– el diputado de extrema derecha Jair Bolsonaro, apologista de la última dictadura militar, pero su caudal electoral –el antilulismo iracundo– se erosionaría con la ausencia de su principal antagonista. Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente, cosecharía el 13%, pero la debilidad de su partido, Rede, y su pobre desempeño en las elecciones de 2014, cuando no alcanzó el ballottage, atempera el optimismo de sus seguidores. En tanto, los indecisos trepan al 11%.
Mauro Paulino y Alessandro Janoni, directores de Datafolha, anticiparon que estas elecciones serán las más imprevisibles desde el regreso de la democracia. La gran duda pasa por saber qué hará el PT, hasta ahora preso de la situación procesal de su líder: ¿mantendrá su candidatura o postulará a un heredero?. “La izquierda está obligada a comenzar a pensar en propuestas e ideas, ya que su único proyecto –el culto a la personalidad de Lula– será algo del pasado. Hasta puede suceder que el PT prefiera hacer del culto a la personalidad de su líder un activo electoral”, consideró el analista Clóvis Rossi en Folha de S, Paulo. El ex gobernador de Ceará, Ciro Gomes, y el ex alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, suenan como eventuales reemplazantes del ex mandatario.

Candidatos. Según la ley brasileña, los dirigentes que opten por un cargo electivo distinto al que ocupan deben renunciar a sus puestos. En el último día para cumplir con esa norma, dos hombres cercanos al oficialismo movieron ayer sus fichas y lanzaron sus precandidaturas. Henrique Meirelles, ministro de Hacienda y favorito de los mercados, dejó su cargo días después de afiliarse al MDB, del presidente Michel Temer, quien aún no confirmó si intentará retener el poder.
Geraldo Alckmin, del PSDB, renunció a la gobernación de San Pablo, tras un raid de inauguraciones de obras públicas, en un esfuerzo por subir en las encuestas. Ambos ya no podrán apelar a la campaña del miedo al retorno de Lula.
Sin Lula, sus partidarios y críticos pierden más que un candidato. Pierden la referencia que los definía, a favor y en contra.