INTERNACIONAL
Pese al esfuerzo diplomatico europeo

Irán mantiene vivos los fantasmas por su programa nuclear

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Tira y afloja. El presidente Rohani presiona a las potencias. | afp

Luego de que Europa anunciara anteayer un plan para evitar que Irán se desentienda del acuerdo nuclear que firmó en 2015 −y que está en la cuerda floja desde que Estados Unidos lo abandonó unilateralmente el año pasado−, aún persisten dudas sobre el curso de acción que tomará en los próximos días el gobierno de Hassan Rohani, lo que mantiene vivos los temores de las potencias sobre la “cuestión iraní”.

Tras un encuentro en Viena con representantes diplomáticos de Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania, el vicecanciller y negociador nuclear iraní, Abbas Araqchi, calificó de “positiva” la reunión pero advirtió que no cree “que el progreso logrado sea considerado suficiente como para detener el proceso”.

El “proceso” al que aludió Araqchi tiene que ver con lo que había anunciado días atrás el gobierno iraní: a partir del próximo domingo, Irán  empezaría a incumplir gradualmente con algunos puntos del acuerdo de 2015 y, en particular, con los límites a las cantidades permitidas de enriquecimiento de uranio.

La última ronda de sanciones establecidas por Donald Trump contra Teherán supone un alto perjuicio económico para la economía de Irán, ya que obstaculiza seriamente sus ventas de petróleo a terceros países. El planteo de fondo del gobierno de Rohani es obvio: si la situación sigue tal cual está hoy, los iraníes no tienen ningún estímulo para cumplir con el pacto nuclear.

Por eso Alemania, Francia y Gran Bretaña anunciaron la introducción de un mecanismo de Apoyo al Intercambio Comercial (Instex), diseñado para eludir el bloqueo del Swift, el sistema de transferencias bancarias que las sanciones estadounidenses impiden utilizar con Irán. Sin embargo, el Instex se centra principalmente en el comercio de medicamentos y alimentos, y no abarca hidrocarburos. Por esa razón, según los especialistas, la continuidad de Irán en el acuerdo de 2015 aún no está garantizada, lo que deja abierto un escenario delicado.

“Si Irán incumpliera en parte o en todo con las disposiciones del acuerdo, se generaría una situación compleja: las partes que permanecen en el pacto deberían constatar ese incumplimiento, lo que podría derivar en una resolución en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para remitir la cuestión al Consejo de Seguridad de la ONU −explicó a PERFIL el embajador argentino en Viena, Rafael Grossi, ex número dos del OIEA y uno de los mayores expertos mundiales en materia de seguridad nuclear−. Si sucediera eso, Irán ya anunció que tomaría pasos aún más drásticos, por ejemplo, retirarse ya no solo del acuerdo de 2015 sino también del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Eso pondría a Irán en una situación de aislamiento total y equivaldría a reconocer una intención de obtener armas nucleares”.

En opinión de Paulo Botta, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Católica Argentina (UCA), especializado en Medio Oriente, “Irán puede amenazar con incrementar el enriquecimiento de uranio, pero si concretara esa amenaza le quitaría cualquier incentivo a los demás firmantes del pacto de 2015 para seguir cooperando, lo que deja a Teherán casi sin posibilidades estratégicas de renegociar el acuerdo”.

Según Botta, el objetivo inmediato del gobierno iraní es lograr que Europa se comprometa a buscar una fórmula para comprarle petróleo, del mismo modo que lo está haciendo China. Eso le permitiría ganar tiempo para rediscutir con Washington. “Para Teherán es más factible intentar reparar la parte ‘dañada’ del acuerdo nuclear, es decir, la ausencia de los Estados Unidos, que llevar todo a fojas cero con todos los miembros que lo firmaron”.