Londres- Inaugura hospitales y ferrocarriles, bautiza barcos, preside banquetes oficiales y recibe las credenciales de los embajadores: la reina Isabel II, que hoy se convierte en la monarca británica más longeva de la historia, tiene un rol simbólico, pero importante.
Isabel II tiene los títulos de jefe de Estado del Reino Unido, jefe de las Fuerzas Armadas británicas, jefe de la Mancomunidad y jefe de la Iglesia de Inglaterra.
Teóricamente tiene la potestad de disolver el Parlamento y de designar un nuevo primer ministro. Pero este poder es sólo teórico.
Si lo hiciera, se desataría una crisis constitucional sin precedentes en la una de las más antiguas monarquías de Europa.
Todos los años, en una ceremonia majestuosa, Isabel II, con corona y vestida de armiño, se sienta en el trono e inaugura la sesión parlamentaria. Pero se limita a leer un discurso preparado por el primer ministro.
Además firma las leyes que se decretan en este país. En cuatro décadas ha firmado más de 3.000, según el palacio de Buckingham.
Pero en realidad, pese a su omnipresencia en la vida de los británicos, la reina de Inglaterra no tiene ningún poder real, reconocen expertos. La soberana ocupa "funciones constitucionales significativas", recuerda la página web de la casa real británica.
Siempre sonriente y transmitiendo una aura de serenidad, la reina cumple cientos de funciones oficiales durante el año y a diario responde personalmente a unas 200 a 300 cartas, indica el Palacio.
Ha ofrecido más de 90 banquetes de Estado y más de un millón de personas han sido huéspedes suyos en sus fiestas.
"Consagraré toda mi vida, sea corta o larga, a servirles y al servicio de nuestra gran familia imperial, a la que todos pertenecemos", prometió a los británicos la entonces princesa cuando cumplió 21 años.
Y, en opinión del país, ha cumplido esa promesa. Pero quizá sea más exacta la otra explicación que la página web de la casa real da sobre el rol de la soberana: la reina es "un símbolo de la unidad nacional", afirma.
Los analistas reconocen ese importante papel "simbólico" de la soberana. Según uno de los biógrafos de la reina, Robert Lacey, Isabel II es considerada una gran figura nacional que los británicos tienen mucho orgullo de mostrar al mundo.
"Es algo emocional, la monarquía encarna una historia milenaria", dice Lacey. Para Ingrid Seward, otra experta en la realeza, la figura de la reina representa la estabilidad.
Consciente de la importancia, para la monarquía y para los británicos, de la continuidad y la estabilidad, la reina ha empezado al parecer a preparar la alternancia, el recambio en el trono.
Abandonando la que fue su principal residencia desde 1937, el palacio de Buckingham, en el centro de la capital británica, la reina se mudó al castillo de Windsor, al oeste de Londres.
Pero Isabel II no se está retirando de la vida pública sino que está adaptando sus compromisos a su edad, insiste el palacio. Y progresivamente el príncipe heredero, Carlos de Inglaterra, se ha ido haciendo cargo de algunos de los deberes oficiales de su madre, como parte de una estrategia de acercamiento gradual al trono.
Fuente: AFP
Isabel II, sin poder pero con un rol simbólico importante
Tiene los títulos de jefe de Estado del Reino Unido, jefe de las Fuerzas Armadas y jefe de la Iglesia de Inglaterra, pero en la práctica no tiene ningún poder. Sin embargo, sirve de símbolo de la "unidad nacional" de los británicos.
