Los héroes de Fukushima saben que la muerte los aguarda pacientemente. Tras denodados esfuerzos por contener la fuga de radiación, los 300 ingenieros jubilados y bomberos que desde el pasado 11 de marzo trabajan en turnos rotativos, sólo “esperan morir” ante los altos niveles de radiación a los que están diariamente expuestos. Con la certeza de un final trágico, los testimonios desde las entrañas de la planta nuclear son desgarradores.
En una serie de correos electrónicos revelados por la prensa, los héroes de Fukushima revelan sus sentimientos más profundos. "Vamos a morir. Llorar es inútil. Si estamos en el infierno ahora todo lo que se puede hacer es trepar hasta el cielo. Por favor, tengan cuidado con la fuerza oculta de la energía nuclear. Me aseguraré de que vayamos a recuperarnos”, asegura uno de los operarios. "Mi hijo y sus colegas analizaron su situación y se resignaron a morir si es necesario", le confió la madre de uno de los trabajadores a The Daily Telegraph.
"La ciudad en la que vivo fue arrasada por el tsunami. Mis padres fueron arrastrados por el tsunami y aún no sé dónde están. Estoy encadenado en un trabajo extremadamente duro bajo estas condiciones mentales. ¡No puedo más!", afirma otro empleado de la planta administrada Tepco. “Esto es como una zona de guerra”, dispara otro.