Japón volvió a la energía nuclear por primera vez desde el accidente atómico de Fukushima en marzo de 2011, al reactivar el reactor Nº 3 de la central de Ohi (oeste), pese a la oposición de los ciudadanos que viven en los alrededores de la zona y temen un nuevo accidente nuclear, como el sucedido tras el tsunami.
Pese a una opinión pública dividida y manifestaciones recurrentes, Kansai Electric Power puso en marcha el reactor y espera, ahora, la confirmación de la reacción en cadena, lo que permitiría producir electricidad recién el miércoles.
La municipalidad de Ohi, la prefectura de Fukui (la provincia donde se encuentra el reactor) y el gobierno central consideraron que esos reactores podían ser reactivados de forma segura basándose en tests de resistencia ratificados por las instancias de control. Y ello a pesar de advertencias de los sismólogos y de que las obras de consolidación contra sismos y tsunamis habrán terminado dentro de tres años.
"Mi responsabilidad es proteger a los ciudadanos", afirmó el primer ministro, Yoshiko Noda. El mandatario –que asumió tras la dimisión de Naoto Kan, luego de la tragedia del tsunami- prometió que hará "todo lo que esté a su alcance para que no se produzca otro accidente como el de Fukushima", incluso en el caso de una nueva catástrofe natural. Sin embargo, insistió en que "la energía nuclear es una fuente de electricidad crucial".
La decisión final sobre la reactivación del reactor se tomó por consideraciones fundamentalmente económicas, ya que la falta de energía nuclear estaba provocando restricciones del consumo perjudiciales para las empresas.
Además, la necesidad de importar más petróleo y gas natural para hacer funcionar a pleno régimen las centrales térmicas estaba inflando la compra de mercancías al extranjero y generando un enorme déficit comercial, explicó la agencia AFP.
Rechazo de la población. Además de una petición que sumó, de momento, más de 7,5 millones de firmas, los dos últimos viernes decenas de miles de japoneses se manifestaron frente a la residencia del primer ministro en Tokio para expresar su oposición a las centrales nucleares. Además, desde hace tres días, a gritos de "no a la reactivación", cientos de opositores bloquean el acceso a la central de Oi para intentar impedir que se reanude el funcionamiento.
"Soy madre de un niño pequeño y estoy embarazada del segundo, me gustaría que puedan crecer en un entorno seguro", dijo una de las manifestantes.
El temor es que el caso de Oi relance la reactivación de otros reactores en el país. Los opositores a este tipo de energía consideran que no existen todas las estructuras necesarias para impedir los accidentes, destacando que todos los reactores están cerca del mar y en zona sísmica.