“Entendemos que la Argentina no tiene suficiente gas para satisfacer su demanda interna, y que tiene la disposición a enviarnos la mayor cantidad que tenga”, dijo Karen Poniachik, la ministra de Energía y Minería de Chile, reconociendo los esfuerzos al mismo tiempo que las dificultades en la provisión.
En un diálogo con la prensa argentina, en el marco del 47° Congreso Siderúrgico Latinoamericano que organiza ILAFA en Santiago de Chile, Poniachik confió que en agosto, el mes de mayor demanda de gas por parte de las empresas de este país estaba preparado para adquirir 22 millones de metros cúbicos por día, pero que la Argentina sólo le vendió 11 millones.
“Quisiéramos tener la mayor cantidad de gas argentino, por razones técnicas y de costo”, dijo la ministra, luego de destacar “la excelente voluntad de las autoridades argentinas para trabajar juntos para encontrar soluciones de mutuo beneficio”. Dijo Poniachik: “Hemos estado en contacto permanente con la Secretaría de Energía para evaluar distintos escenarios, para que el impacto de los cortes sea el menor, tanto para la Argentina como para Chile”.
La Argentina comenzó a recortar los envíos de gas a empresas distribuidoras de Chile cuando descubrió que los contratos estaban con precios que habían quedado desactualizados y muy bajos. La decisión del recorte tomó, en 2005, por sorpresa a Chile, cuya industria se desarrolló a la par del desarrollo gasífero del lado oriental de la cordillera de los Andes. Desde entonces, ambos gobiernos vienen negociando fórmulas para dejar a resguardo en parte el aprovisionamiento chileno y las cuentas argentinas.
“La Argentina, dentro de la disponibilidad, siempre estuvo dispuesta a ayudar en los momentos críticos”, destacó la joven ministra chilena, que dos veces se entrevistó en Buenos Aires con el ministro de Planificación, Julio De Vido, para negociar los precios del gas.
Respecto de la situación de fondo, dijo que Chile “está trabajando para asegurar la provisión de gas, a través de un plan para transformar gas licuado, en el Norte del país, pero nuestro desafío es el precio, que, claro, será en cualquier caso más caro que el gas argentino”.