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guerra cibernetica contra kim

La amenaza norcoreana: una urgencia en el frente exterior

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Personaje. Kim Jong-un, el “Querido Líder” norcoreano, avanza con su programa misilístico. | afp
Si existe un mandatario más extravagante, impredecible y peligroso que Donald Trump, ése es Kim Jong-un. Aunque la prensa internacional se ha ocupado de los desafíos que suponen para el presidente estadounidense las relaciones con Rusia, China, Irán y otros grandes actores globales, el Pentágono considera que la amenaza exterior más urgente para los Estados Unidos se llama Corea del Norte. Allí, el “Querido Líder” del país más hermético del mundo dice avanzar con un programa bélico nuclear que no deja ninguna opción satisfactoria a la nueva gestión estadounidense.

Al menos así lo revela una extensa investigación publicada ayer por el diario The New York Times, realizada sobre la base de informes del Departamento de Defensa y diálogos discretos con funcionarios de la actual administración y de la de Barack Obama. En los últimos ocho meses, Pyongyang logró lanzar con éxito tres cohetes de mediano alcance. Kim asegura que su gobierno está en “la etapa final de los preparativos” para la prueba inaugural de misiles intercontinentales con capacidad para portar ojivas nucleares. Aunque no está claro qué tan cierto es eso, la conclusión del informe del Times es categórica: si la información fuera real, supondría un serio problema para los Estados Unidos, ya que Washington aún no tiene la capacidad para contrarrestar un proyecto misilístico de esa naturaleza. Tal vez por eso, durante el proceso de traspaso de mando, Obama le advirtió a Trump que la cuestión norcoreana es probablemente hoy el asunto exterior más urgente.

Trump tiene sobre la mesa una cantidad de alternativas imperfectas. Podría ofrecer una negociación a Pyongyang para que congele su programa nuclear, lo que podría derivar en un problema aún mayor si el régimen de Kim aprovechara la oferta para ganar tiempo. Podría ordenar ataques militares teledirigidos sobre territorio norcoreano contra objetivos específicos, pero las probabilidades de alcanzar esos blancos serían muy escasas. Podría presionar a China para que le retaceara apoyo a Kim, pero eso nunca ha funcionado hasta ahora. Podría armar a Corea del Sur, lo que implicaría volatilizar aún más el riesgo nuclear en la región.
La opción “menos mala” parece ser continuar con la doctrina Obama respecto de Norcorea: hace tres años, el ex presidente ordenó al Pentágono que intensificara los ataques cibernéticos y electrónicos contra el programa misilístico norcoreano con la meta de sabotear los lanzamientos de cohetes. Pero el propio Pentágono duda también de la efectividad de esa estrategia.