En pleno prime time de la TV británica, la “cuestión Malvinas” se coló el lunes pasado en la campaña del Reino Unido. Fue durante la emisión en vivo del programa especial The Battle For Number 10, en el que el periodista Jeremy Paxman entrevistó por separado a los dos principales candidatos para las elecciones del próximo jueves: la actual primera ministra conservadora Theresa May, quien busca su reelección, y su rival laborista Jeremy Corbyn. Durante un par de minutos, Paxman arrinconó a Corbyn con preguntas incómodas sobre su postura dialoguista en torno al histórico conflicto con la Argentina.
El entrevistador desempolvó una vieja declaración del líder laborista para confrontarlo. Le recordó que, en 1982, él dijo que la decisión de Margaret Thatcher de ir a la guerra era una “conspiración tory” para darle oxígeno a su gobierno, a costa de la vida de soldados británicos. Ante la insistencia de Paxman, Corbyn respondió que lo que él creía importante era que “hubiera una solución negociada a través de la ONU”.
El periodista le preguntó luego si él pensaba que el Reino Unido no tendría que haber “protegido” a las islas. “No creo que tuvieran que ir allí, pero también creo que debía haber una oportunidad para evitar que esa guerra ocurriera”, contestó Corbyn. Y remató: “Thatcher hizo un gran asunto de la cuestión, y yo sentí que ella estaba explotando la oportunidad”.
La postura de Corbyn sobre Malvinas no es ninguna novedad. En 2013, cuando Downing Street aún no estaba en sus planes, criticó el gasto bélico del Reino Unido en las islas y advirtió que la intransigencia del Foreign Office generaría malas relaciones diplomáticas con América Latina. “Hay una carta de cinco premios Nobel de la Paz que sostiene que, sin necesidad de tocar la cuestión de la nacionalidad, hay espacio para algún tipo de debate, como pidió la ONU –declaró entonces–. ¿Por qué no podemos responder a esa propuesta en vez de siempre oponernos a todo y gastar tanto dinero en armas?”.
Ahora que es candidato, la cuestión es más compleja. Durante la entrevista con Paxman, la pregunta sobre Malvinas fue la única que lo hizo dudar y sonrojarse. ¿Por qué tanta incomodidad? Tal vez porque, 35 años después de la guerra, criticar la actuación británica en el conflicto sigue siendo impopular.
Los medios británicos divulgaron esta semana una encuesta sobre los lineamientos de política exterior de Corbyn. Entre otras cosas, se les preguntó a los entrevistados qué opinaban sobre la afirmación del candidato laborista acerca de que el Reino Unido no libró ninguna guerra “justa” desde la lucha contra los nazis. La gran mayoría se mostró de acuerdo, excepto en el caso de Malvinas: el 51% cree que la acción militar contra la Argentina fue un acierto, mientras que el 18% considera que fue un error (ver infografía).
Los conservadores no pierden oportunidad de utilizar la “cuestión Malvinas” como un garrote contra Corbyn. Al día siguiente de la entrevista con Paxman, tabloides como el Daily Mail se regocijaron con la indignación de soldados veteranos de la guerra. “Corbyn está totalmente desconectado de cualquier política exterior defendida por el pueblo británico –dijo a PERFIL el ex soldado Tony Davies, director de la Falklands Veteran Foundation, con sede en Londres–. Sus opiniones sobre Falklands (sic) no son realistas. Thatcher fue a la guerra para defender una soberanía bajo ataque”.
El propio gobierno conservador busca sacar provecho del tema. El secretario de Defensa, Michael Fallon, acusó recientemente a Emily Thornberry, secretaria de Relaciones Exteriores “en las sombras” del laborismo, de pretender negociar la soberanía de las islas con la Argentina. “Eso es una tontería, es falso”, le respondió Thornberry, y aprovechó la ocasión para clarificar la línea oficial de su partido más allá de los comentarios individuales de Corbyn. Cuando le preguntaron si imaginaba un futuro de negociación, respondió: “No existen soluciones a disputas internacionales sin acuerdos internacionales. Es necesario un horizonte de diálogo con los vecinos de las Falklands (sic)... pero, ciertamente, sin socavar nuestra soberanía sobre las islas”.