Las elecciones en Chile se definieron hacia la derecha. En una situación que los argentinos deberíamos envidiar, no hubo demoras en el escrutinio, no hubo voces crispadas, nadie habló de "dos puntitos", todo se desarrolló con prolijidad y el oficialismo, aún en la derrota, fue el primero en felicitar a Sebastián Piñera, el millonario empresario que derrotó al senador y ex presidente Eduardo Frei en la segunda vuelta electoral. Piñera obtuvo el 51,6% de los votos, frente al 48,4% obtenido del oficialista Frei, al que no le alcanzó con el apoyo y la formidable imagen positiva de la presidenta Bachelet.
Este resultado fue anunciado por el subsecretario del Interior, Patricio Rosende. Ya antes, el candidato Frei había reconocido su derrota y la presidenta Bachelet había llamado a Piñera para felicitarlo por su triunfo.
La ventaja de Piñera, cuyo triunfo retrotrae a la imagen de la derecha aliada en su momento al pinochetismo, rompe así la hegemonía que la centroizquierda desde hace más de dos décadas. Paradójicamente, la derrota se produce en el momento en que Bachelet cierra su gestión con el 80 por ciento de imagen positiva. Pero el humor social decidió que era tiempo de un cambio.
"Este es solo un alto en el camino, nuestros ideales seguirán luchando en cada región de Chile", dijo Frei al admitir la derrota. "Este es un país mucho mejor que el que recibimos en 1990, mañana analizaremos las causas de este resultado, pero que todos sepan que seguiremos siempre poniendo el interés de Chile antes que nada, y yo seguiré en mi puesto en el Senado, para que las chilenas y chilenos tengan un país mejor", agregó.
La foto que resume lo que fueron las elecciones en Chile fue la de los dos candidatos, con sus esposas en la televisión chilena, agradeciendo cada uno la "nobleza" de su rival y llamándose a trabajar "unidos por Chile". Todo un ejemplo.