El presidente del Líbano, Michel Aoun, rechazó ayer una investigación internacional sobre la gigantesca explosión en el puerto de Beirut, que provocó más de 150 muertos, miles de heridos y decenas de desaparecidos, y dijo que podría haber sido causada por la “negligencia” o por un “misil”, mientras continuaba la búsqueda de supervivientes entre los escombros.
“Es posible que esto haya sido causado por la negligencia o por una acción exterior, con un misil o una bomba”. Es la primera vez que un dirigente libanés menciona una pista exterior, ya que hasta ahora las autoridades afirmaban que la explosión había sido provocada por un incendio en un enorme almacén que contenía nitrato de amonio, una sustancia química peligrosa.
Aoun rechazó una investigación internacional, como había sugerido el presidente francés, Emmanuel Macron, al visitar el jueves la capital libanesa, porque podría “diluir la verdad”, y admitió que el sistema político libanés necesita una profunda reforma.
Crisis. La brutal deflagración, la más devastadora que ha vivido el país, alimentó la cólera de la población que en octubre de 2019 inició un gran movimiento de protesta contra los políticos, acusados de corrupción e incompetencia.
Las explosiones se produjeron en un momento en el que Líbano atraviesa una grave crisis económica –la peor desde la guerra civil (1975-1990)– y se teme que la destrucción ocasionada por la misma impacte directamente en la importación de alimentos y otros productos básicos.
Por su parte, el ministro de Salud, Mohamed Hassan, expresó su temor de que entre las miles de personas que quedaron sin hogar se dispare el coronavirus en Líbano, que lleva registrados 5.673 casos y setenta muertos por Covid-19.
La indignación no hace más que crecer con un gobierno que se ha mostrado incapaz de justificar la presencia de 2.700 toneladas de nitrato de amonio en un almacén del puerto desde hace seis años y “sin medidas de prevención”, como lo confesó el propio primer ministro.
Mientras la rabia de la población no hace más que aumentar, las fuerzas de seguridad recurrieron el jueves por la noche a los gases lacrimógenos en el centro de la ciudad para dispersar a decenas de manifestantes iracundos por la incompetencia y la corrupción de las autoridades. En las redes sociales, circulan llamamientos para convocar para hoy una manifestación contra el gobierno.
Ayudas. Cerca del epicentro de la deflagración, junto a los silos gigantes de cereales destruidos, los socorristas franceses, italianos, alemanes y de otras nacionalidades coordinaban sus esfuerzos y ayer por la mañana habían hallado otros cuatro cuerpos.Según el último balance, la explosión dejó al menos 154 muertos, más de 5 mil heridos, decenas de desaparecidos y a cientos de miles sin hogar en los barrios cercanos.
Una fuente judicial anunció ayer cinco nuevos detenidos entre los funcionarios de los servicios de aduanas y del puerto, especialmente ingenieros. En total ya hay 21 personas detenidas.
El presidente francés, Emmanuel Macron, que se desplazó el jueves a Beirut, reclamó una investigación internacional sobre la explosión y pidió a los dirigentes libaneses realizar “un cambio profundo”.
Macron anunció la organización “en los próximos días” de una conferencia de ayuda humanitaria de emergencia para Líbano, país en pleno hundimiento económico desde hace meses y que fuera colonia francesa.
Beirut, ¿negligencia o atentado?
Rescates. Ayer, las familias de los desparecidos buscaban noticias en el puerto, mientras los equipos de la defensa civil libanesa trabajaban con perros rastreadores en el lugar de la catástrofe, donde reinaba una tensa calma.
En una capital con aires posapocalípticos y ante la incuria del gobierno, centenares de libaneses están movilizados, en una enorme ola de solidaridad, para proseguir las operaciones de retiro de escombros o ayudar a los que se han quedado sin techo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) mostró su preocupación por la saturación de hospitales, la escasez de medicamentos y de equipos médicos, y reclama US$ 15 millones.
“Las necesidades son enormes e inmediatas”, lamentó también Unicef, que precisó que hasta 100 mil niños se han quedado sin hogar.
Varios países enviaron material médico y sanitario y hospitales de campaña. La Unión Europea ha desbloqueado 33 millones de euros de urgencia y el ejército estadounidense ha enviado tres cargamentos con agua, alimentos y medicamentos. La Agencia de Ayuda Internacional de Estados Unidos (Usaid) anunció el viernes el envío inmediato de US$ 15 millones en comida y medicamentos, el equivalente a tres meses de alimentos para 50 mil personas y a tres meses de medicinas para 60 mil personas.
El gobierno libanés asegura que el almacén explotó tras un incendio. Las autoridades del puerto, servicios de aduanas y algunos servicios de seguridad sabían que había químicos peligrosos almacenados, pero se echaron las culpas unos a otros.
Hezbollah rechaza cualquier responsabilidad
DPA
El líder de Hezbollah, el jeque Hassan Nasrallah negó ayer que el almacén que explotó en el puerto de Beirut contuviera armas de ese partido-milicia chiíta, y recalcó que el grupo “no controla” las instalaciones ni “interfiere” en las labores que se realizan en las mismas.
Nasrallah consideró “totalmente falsas e injustas” las acusaciones contra el grupo tras la tragedia. “Hezbollah no tiene misiles almacenados en el puerto de Beirut”, afirmó, y criticó que, “pese a que la Administración estadounidense y los medios occidentales han dejado de promover esa acusación falsa, algunos medios libaneses y árabes siguen haciéndola circular”.
El jeque resaltó que las autoridades han apuntado al nitrato de amonio almacenado en el lugar como causa del suceso y ha cargado contra los que “intentan decir al pueblo libanés que Hezbollah es culpable, lo que es una acusación falsa”.
Hezbollah no tiene misiles almacenados en el puerto de Beirut, dijo su líder, el jeque Hassan Nasrallah
“Nos hemos visto afectados y hay miembros y seguidores de Hezbollah que han abrazado el martirio”, añadió, y sostuvo que las investigaciones abiertas en torno a lo sucedido “pueden demostrarlo”. “La investigación técnica no requiere mucho tiempo y esperamos que los resultados se conozcan pronto”, manifestó.
Nasrallah advirtió que Hezbollah “puede tener conocimiento de lo que hay en el puerto de (la ciudad israelí de) Haifa, pero no de lo que hay en el puerto de Beirut. No quiero entrar en debates, es momento de solidaridad y cooperación”.
El jeque subrayó que las explosiones “causarán unas enormes consecuencias negativas a nivel médico, social y económico” y destacó la necesidad de que las investigaciones permitan juzgar a los responsables de lo sucedido, “independientemente de sus filiaciones políticas o religiosas”.
“Es inaceptable entrar en aspectos políticos o sectarios ante el incidente, que ha afectado a todo el mundo”, enfatizó, y recordó que “de no haber sido por el mar, Beirut pudo haber sido totalmente destruido”.
Nasrallah pidió al gobierno que ponga al Ejército al frente de las pesquisas y advirtió que, si no se hace justicia, “no será posible establecer y mantener el Estado de Líbano”, tal y como ha recogido la cadena de televisión Al Manar, vinculada al partido-milicia chií libanés.
Por último, sostuvo que “la postura internacional tras el incidente es una oportunidad que debe ser aprovechada por el Estado y el pueblo libanés”, en referencia a las ayudas ofrecidas por varios países.