Ancianos, jóvenes, mujeres y hombres esperaban este domingo pacientemente su turno, algunos durante varias horas y en largas filas para depositar sus boletas en las urnas con un único deseo: que el futuro presidente, sea quien sea, erradique la pobreza y traiga paz.
"Gane quien gane que venga a ayudarnos, eso es lo que necesitamos", dijo a la AFP, José Palacios, 40 años, vecino de la paupérrima comarca del Valle la Laguna (Masaya), que llegó a las 6 de la mañana, una hora antes de la apertura de las urnas, y cuatro horas después todavía no había entrado a la Junta Receptora de Voto (JRV). Acompañado por su esposa, este hombre menudo curtido por el sol había caminado dos horas por caminos polvorientos para llegar a la JRV, y aseguró que no se iría hasta que no consiguiera votar.
Como Palacios, miles de compatriotas no dudaron en llegar a las JRV muchas horas antes de que abrieran, para asegurarse de depositar su voto en una de las elecciones más reñidas de la joven democracia nicaragüense, en las que es favorito el sandinista Daniel Ortega.
"La democracia ha triunfado porque nos permite el derecho de votar. Los gobiernos pasados han dejado que el país retroceda", comentó esperanzado en el cambio, Roberto Suárez, un maestro desempleado de Masaya, donde predominaban las banderas rojinegras sandinistas.
Hacia el mediodía, cerca el 25% de los sufragantes de las distintas mesas de votación de las zonas rurales y urbanas de Masaya, que cuenta con la mayor densidad de población del país, había ejercido su derecho a voto, pese al atraso de casi una hora con que se abrieron los colegios electorales.
"Que el voto se respete. Eso es todo", dijo con voz poco audible la campesina Silvia López de la comarca Quebrada Honda, tras pedir que "Dios bendiga al presidente que gane".
Tanto en el campo, donde dominan el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Daniel Ortega y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC, derecha), como en la ciudad, donde recaban mayoritariamente sus votos la Alianza Liberal Nicaragüense (ALC, derecha) y el Movimiento Renovador Sandinista (RMS, izquierda), estas elecciones han suscitado enorme esperanza entre la población.
También se ha generado un inmenso revuelo internacional por un eventual regreso del líder sandinista al poder.
Según los sondeos, Ortega tiene la posibilidad de volver al gobierno que conquistó por las armas en 1979 de la mano de la revolución sandinista y que perdió 11 años más tarde en las urnas, y después de haberlo intentado infructuosamente en tres ocasiones desde entonces.
"Las cosas han cambiado, ya no hay rencores", asegura Luis López, un ex sargento del ejército que acaba de hablar con su vecino "el comandante Terror", un ex jefe de la 'Contra' que financió los Estados Unidos para combatir el régimen pro cubano de Ortega en la década de 1980 y que dejó cerca de 50.000 muertos.
Como todos sus compatriotas, López y el "comandante Terror" comparten la "esperanza de una Nicaragua mejor".