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El capitolio viste a la moda

Corbata obligatoria: la resolución que cerró la "grieta" entre Republicanos y Demócratas

La habitual falta de acuerdos encontraron su excepción ante una propuesta tradicionalista.

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Capitolio | Archivo

Las luchas encarnizadas entre los senadores demócratas y republicanos de Estados Unidos encontraron una excepción ante una propuesta conservadora. Tras la propuesta del demócrata Charles Schumer, para que los legisladores del Capitolio pudieran vestirse como quisieren, el Senado respondió con unanimidad en su contra. Toda la Cámara Alta del Congreso norteamericano votó a favor de resolución conjunta presentada por los senadores Joe Manchin (demócrata, de Virginia Occidental) y Mitt Romney (republicano, Utah) que, por primera vez, obliga a sus senadores a vestir de traje en los plenarios. Las mujeres, mientras tanto, deberán vestir “atuendo de trabajo”.

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Senador Joe Manchin

No fue la guerra de Ucrania, ni los presupuestos nacionales. La unanimidad en el Congreso se logró con la vestimenta formal.

Fue la respuesta a la idea  del demócrata Charles Schumer, quien rompió el statu al proponer que los legisladores “pueden escoger cómo vestirse en la sala del Senado”. El referente, que acumula tres décadas en la Cámara alta, tuvo el gesto de apertura auqnue precisó que él, personalmente, continuaría “yendo de traje”. Los asistentes de los legisladores también iban a tener que hacerlo: el cambio solo beneficiaba a los 100 senadores, no al resto del personal que trabaja en el Capitolio.

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Senadora Elizabeth Warren

Pese a la reacción inmediata de los distintos políticos, lo cierto es que no existía un código escrito de vestimenta para regular cómo deben vestirse los senadores. Aunque existen algunas especificaciones en la Cámara de Representantes que remarcan, por ejemplo, la prohibición de cubrirse la cabeza en el plenario. En 2019, esta disposición incluyó la excepción por motivos médicos o religiosos, para acomodar el hiyab de la congresista demócrata Ilham Omar, de Minnesota.

Repudio Republicano

La bancada de la oposición republicana, casi al unísono, condenó la propuesta de Schumer. Salvo dos excepciones, de los 49 representantes que tiene el partido, escribieron una carta abierta en la que instaron retrotraer la propuesta. “Permitir la vestimenta informal en la sala del Senado es una falta de respeto a la institución a la que servimos y a las familias estadounidenses que representamos”, sostuvieron. La senadora republicana por Maine, Susan Collins, una dirigente política de 70 años, bromeaba con “ir a votar en los plenarios en bikini”.

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Senador Mitt Romney

No fueron solo los legisladores republicanos, de ideología supuestamente más conservadora, quienes protestaron contra la posibilidad de usar jeans y remeras. Entre los propios demócratas se alzaron voces en contra de la idea.

 “Necesitamos establecer pautas en lo que respecta a lo que llevamos puesto en los plenarios del Senado”, declaró Dick Durbin. El responsable de disciplina interna de ese partido en la Cámara alta agregó: “ahora mismo estamos en el proceso de debatir cuáles deben ser esas pautas”.

El antiguo astronauta Mark Kelly, senador por Arizona, fue tajante al expresar su disconformidad para que cada legislador pueda presentarse como le parezca.

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El propio diario Washington Post tomó partido en la discusión. Criticó el intento de Schumer y señaló que la obligación de una vestimenta  formal “ayuda a expresar la importancia extrema [del Senado] y el impacto en el mundo real de las políticas que pone en marcha”.

“Aunque nunca habíamos tenido un código de indumentaria, los acontecimientos de la última semana nos han hecho sentir que adoptar uno de manera formal es el paso adecuado”, terminó asumiendo Schumer.

 

Flexibilización para las mujeres

En 1993, debido a la incorporación del número de congresales mujeres, nunca registrado hasta ese año, se generó la “rebelión de los trajes pantalón”. Media docena de senadoras reclamaron igualdad en el acceso al gimnasio y pidieron el uso del pantalón como una posibilidad para vestirse.

En 2017, después de que los empleados impidieran el paso a una periodista que llevaba los brazos al aire, se incluyeron los vestidos sin mangas y los zapatos de punta abierta entre la vestimenta considerada “apropiada”.

NT