Una periodista ciudadana que cubrió la epidemia de covid-19 en Wuhan fue condenada este lunes a cuatro años de prisión, en tanto el gobierno chino se jacta de sus éxitos en la lucha contra la enfermedad que en un año se propagó por todo el planeta. La joven "parecía muy abatida cuando se anunció el fallo", según uno de sus abogados, quien se manifestó "muy preocupado" por su estado psicológico.
Zhang Zhan, viajó a Wuhan en febrero y transmitió en vivo sus experiencias en las redes sociales. También escribió ensayos en los que criticaba la respuesta del gobierno, incluido el estricto confinamiento de millones de personas, justo cuando el régimen chino comenzó a ser acusado de encubrir el brote inicial y silenciar a los primeros informadores.
Zhang fue detenida en mayo y está acusada de "incitar peleas y provocar problemas", según un aviso judicial que pudo consultar la AFP, un cargo que se utiliza habitualmente para reprimir a los disidentes, con una pena máxima de prisión de cinco años.
Los abogados de Zhang, de 37 años, recibieron un aviso a principios de esta semana de que la audiencia se llevará a cabo en un tribunal de Shanghái el 28 de diciembre.
Como consecuencia, Zhang inició una huelga de hambre en junio, dijeron sus representantes legales, y tuvo que ser alimentada a la fuerza a través de un tubo nasal.
Zhang es la primera en ser juzgada de los cuatro periodistas ciudadanos detenidos u obligados a "cuarentenas forzadas" en lugares solo conocidos por las autoridades chinas, después de informar desde Wuhan. Se trata, además de Zhang, de Chen Qiushi, Fang Bin y Li Zehua.
Zhang criticó la respuesta inicial en Wuhan, y escribió en un ensayo de febrero que el gobierno "no dio a la gente suficiente información y luego simplemente cerró la ciudad". "Es una gran violación de los derechos humanos".
La ex abogada se encontraba entre un grupo grande de periodistas, profesionales y aficionados, que acudieron en masa a Wuhan después de que se impuso el cierre a fines de enero. Las autoridades estaban preocupadas por tratar de manejar el caos del brote y, durante un breve período, el estricto régimen de censura de China se relajó. Los reporteros se apoderaron de esa ventana para compartir los crudos relatos de terror y furia de los residentes.
En las primeras semanas, Zhang visitó, celular en mano, un crematorio, un pasillo de hospital abarrotado y la estación de tren desierta de la ciudad. De ahí que los videos se ven inestables. Las duraciones de los videos sin editar eran variables podían ser de unos segundos hasta casi 30 minutos.
Chen Quishi y Fang Bin, dos periodistas freelance como Zhang, están considerados desaparecidos por medios occidentales de información y organizaciones tales como Amnistía Internacional o Reporteros sin Fronteras
Si bien publicó algunos material filmado y ensayos en WeChat, un servicio de mensajería popular en China, a menudo se encontró con la censura, dijo. Ella confió en gran medida en YouTube y Twitter, que están bloqueados en China pero se puede acceder a ellos a través de redes privadas virtuales.
Según informó el diario estadounidense "The New York Times", en su penúltimo video antes de su arresto, Zhang caminaba por una calle en un vecindario donde se habían reportado casos recientemente. Mientras filmaba las tiendas cerradas, un hombre con un chaleco de neón adornado con las palabras “de guardia” se enfrentó a ella y le preguntó dónde vivía y si era periodista. Cuando la mujer lo rechazó, gritó: "Si publica esto en línea, tendrá que asumir la responsabilidad".
"Asumo la responsabilidad de todas mis acciones", retrucó Zhang. Para terminar agregando: "También tienes que asumir la responsabilidad de tus acciones como agente del orden".
HV / DS