Inmersa en el “Lago Sagrado de los incas”, como se conoce al Lago Titicaca (Titi: puma, y caca: piedra), se encuentra la legendaria Isla del Sol, a donde llegan visitantes de todas partes del mundo en busca de naturaleza en su punto máximo.
Dicha porción de tierra boliviana, sagrada para las comunidades aimara y quechua, se encuentra ubicada bien cerca del dios creador: a 3810 metros sobre el nivel del mar, escoltada por los picos nevados dela Cordillera Real que comparte con su vecino Perú.
Teniendo en cuenta que el Titicaca se trata del lago navegable más alto del mundo, es de imaginar que los colores y aromas que habitan este rincón del mundo son de inigualable belleza: Pastizales prolijos y verde purísimo, aguas de azul intenso con temperaturas que fluctúan entre los 10°C y 12°C, cielos con atardeceres inolvidables; un recuerdo fotográfico que queda grabado en la retina de todo visitante.