El caso pasará a la historia como el “affaire DSK”, pero Dominique Strauss-Kahn ya no es el protagonista excluyente del escándalo sexual que lleva sus iniciales. Desde que el ex director del FMI fue puesto en libertad bajo palabra, las luces mediáticas y judiciales giraron hacia Nafissatou Diallo, como se identificó extraoficialmente a la mucama del hotel Sofitel que lo denunció por violación ante los tribunales de Nueva York. Inconsistencias en su testimonio e incómodos detalles sobre su vida privada convirtieron a la presunta víctima en posible victimaria.
El fiscal Cyrus Vance cuenta con, al menos, una certeza: Strauss-Kahn tuvo sexo con la mujer en la suite 2.806 del Sofitel, como lo prueban las muestras de ADN que se tomaron del semen hallado en la habitación. Los abogados del socialista francés buscan demostrar que el encuentro íntimo fue “consensuado”.
Una carta que la Fiscalía emitió el jueves cayó como una bendición para la defensa. Allí se consigna que la denunciante se contradijo al declarar. Primero sostuvo que, luego de sufrir el supuesto ataque, salió del cuarto de DSK y se dirigió a un hall donde se encontró con su supervisor. Pero más tarde corrigió su versión y afirmó que, tras el paso por la 2806, fue a limpiar otra suite y luego regresó a la de Strauss-Kahn para terminar su trabajo.
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