¿Qué impacto puede tener la muerte accidental de un candidato brasileño que medía 8% en el mapa político de la región? A corto plazo, quizá ninguno. Pero, con la mira puesta en los próximos años, el trágico fallecimiento de Eduardo Campos supone un golpe al ascenso de fuerzas progresistas que se pretenden más “moderadas” que otras expresiones del amplio espectro de la izquierda latinoamericana, aun cuando comparten ciertas banderas sociales con aquéllas.
Campos, líder del Partido Socialista Brasileño (PSB) y ex gobernador de Pernambuco, murió el miércoles a sus 49 años en un accidente aéreo. Las encuestas lo ubicaban tercero en la intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre, detrás de la presidenta Dilma Rousseff y del opositor Aécio Neves. Era uno de los políticos jóvenes con mejor imagen del país y una carrera promisoria.
“Presidência é destino”, dijo alguna vez Tancredo Neves, el presidente que no fue, aquel que en 1985 no pudo asumir el cargo para el que había sido electo por una enfermedad que lo postró en la noche previa al traspaso de mando. Como Neves, Campos se suma a una larga lista de políticos brasileños que parecían hechos a la medida del Planalto y que, por razones fortuitas, se quedaron en el camino.
Hasta el año pasado, Campos había sido un importante aliado del gobernante Partido de los Trabajadores (PT). Tenía una relación de amistad con Luiz Inácio Lula da Silva y de hecho fue ministro durante su gobierno. “Vamos a enterrar al compañero Eduardo y recién después volveremos a hablar de política”, dijo ayer el ex mandatario.
Campos decidió romper con el PT luego de las elecciones municipales de 2012, en las que su PSB creció como ninguna otra fuerza en Brasil. Tras esos comicios, el dirigente socialista pretendió para sí la vicepresidencia en la fórmula de Rousseff, pero el PT se la dio finalmente al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), una fuerza con una capilaridad mucho mayor que el PSB en el interior del país.
“La disputa de fondo era por 2018: la apuesta de Campos era posicionarse desde la vicepresidencia como un candidato natural para las próximas elecciones –dijo a PERFIL el investigador Pablo Gentili, director de Flacso Brasil y profesor de la Universidad de Río de Janeiro–. En los próximos diez años había Campos para rato: era una figura en franco ascenso dentro de la política brasileña y uno de los pocos que abría la posibilidad de una renovación post PT”.
Según el analista, Campos era más parecido a Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez o Hermes Binner –todos ellos provenientes de partidos socialistas– que a los líderes del eje bolivariano, a José Mujica o a Cristina Kirchner. De hecho, Binner expresó su pesar por la muerte del “compañero” socialista. “El PSB creció de la mano del emblemático Miguel Arraes, abuelo de Campos, y pertenece al amplio campo de la socialdemocracia –explicó Gentili–. Se presenta como una fuerza menos radicalizada que el PT, no ‘contaminada’ por los años de gestión”.
Aunque midiera poco, con Campos se fue una pieza clave en el sistema político de la gran potencia regional.
Definirán la crucial sucesión luego del entierro
El Partido Socialista Brasileño (PSB), al que pertenecía Eduardo Campos, definirá quién lo reemplazará en la fórmula presidencial para las elecciones de octubre luego del entierro de sus restos.
Campos será velado públicamente en los próximos días en su natal Pernambuco. Es probable que las exequias se demoren hasta mañana o el lunes porque aún no concluyeron las tareas de recuperación e identificación de los cuerpos de las víctimas del accidente aéreo en el que falleció el líder socialista.
La cúpula del partido adelantó que dará a conocer al sucesor de Campos el próximo miércoles. Según el diario Folha, la compañera de fórmula, Marina Silva, aceptó que el PSB consulte a sus bases acerca de una eventual candidatura suya.
Aunque la ecologista y ex candidata presidencial está bien posicionada en las encuestas, la dirigencia del PSB guarda reparos acerca de su figura y considera que su inclusión en la boleta fue una mera decisión personal y circunstancial de Campos.