La reina Isabel II envió una invitación formal al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a realizar una visita de Estado al Reino Unido del 3 al 5 de junio, un viaje que, como ya ocurrió en el 2018, promete provocar grandes manifestaciones en las calles de Londres y cuenta con la hostilidad de políticos de varios sectores.
Aunque en el 2018 el presidente y la primera dama estadounidenses ya se habían reunido con la reina para tomar el té en el Castillo de Windsor, la visita de Estado implicará un mayor despliegue de pompa, como una revista militar y banquete oficial en honor a Trump. La visita incluirá además un almuerzo con la reina -de 93 años- y otros miembros de la realeza, el intercambio oficial de regalos y una visualización de una exhibición de objetos históricos anglo-estadounidenses.
Esta vez, sin embargo, la reina no podrá seguir la tradición de hospedar a su huésped en la Suite Belga del palacio de Buckingham, donde ya se habían hospedado otros personajes polémicos que visitaron el Reino Unido, como el presidente argentino Carlos Menem y su hija Zulema, el dictador Robert Mugabe de Zimbabwe, el emperador Hirohito de Japón, el dictador rumano Nicolae Ceaucescu, el rey de Arabia Saudita, el líder chino Xi Jinping, el presidente ruso Vladimir Putin.
El motivo es que la residencia oficial de la monarquía en Londres está experimentando un programa masivo de renovaciones de 10 años de duración y 365 millones después de que algunas áreas del edificio se consideraran un peligro importante para la salud y la seguridad de sus habitantes. Meses atrás se había anunciado que incluso la reina podía verse obligada a abandonar su hogar oficial de Londres por un tiempo mientras se terminan los trabajos.
Por lo demás, la recepción oficial de la reina a Donald Trump contempla un programa hecho “ a medida” que mantendrá al presidente estadounidense dentro de la residencia real tanto como sea posible, lejos de las multitudes y los posibles manifestantes. El personal del palacio elaborará menús especiales, teniendo en cuenta los gustos de los líderes estadounidenses amantes de la comida rápida.
En cuanto a la participación de la familia real en la recepción a Trump y su esposa, la casa real no confirmó si el príncipe Carlos o los duques de Cambridge estarán presentes, pero se cree que será difícil que asista Meghan Markle, la esposa del príncipe Harry. Por un lado, porque se espera que para esa época ya haya nacido su primero hijo, y en segundo lugar porque, en su época de actriz en EE.UU., Meghan fue una voz crítica al presidente republicano llamándolo en las redes sociales "divisivo" y "misógino".
D.S.