INTERNACIONAL

La salud del príncipe heredero complica a Arabia Saudita

El príncipe Sultán bin Abdulazis fue operado en un hospital de Nueva York. Su delicado estado es un gran problema en la intrincada línea sucesoria del país.

Arabia Saudita se enfrenta a un oscuro panorama en la sucesión del trono.
| AFP

El príncipe heredero de Arabia Saudita se encuentra gravemente enfermo, lo que puede complicar aún más el intrincado mecanismo sucesorio del reino saudita, país gobernado por una "gerontocracia" compuesta de príncipes ancianos y en su mayoría, enfermos.

Según informa la agencia AFP, el príncipe Sultán bin Abdulazis fue operado en un hospital de Nueva York, aunque no se revelaron los motivos de esta nueva cirugía. Los analistas y diplomáticos del mundo árabe afirman que se trata de una operación relacionada con el cáncer que padece el príncipe heredero, de 80 años.

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La agencia oficial Saudi Press informó a mediados de junio que el príncipe heredero -a la vez, Ministro de Defensa- viajó por enésima vez a los Estados Unidos para someterse a diversos estudios y tratamientos médicos.

El estado de salud del anciano heredero no hace más que agravar la situación sucesoria que vive el reino desde que el rey Abdallah -de 86 años- subiera en 2005 al trono de Arabia Saudita, país que ejerce un papel preponderante en la política de Medio Oriente y es el país productor de petróleo número uno del mundo.

El rey Abdallah es dueño de una fortuna de US$ 21 mil millones, y sus familiares (hijos, nietos, hermanos y sobrinos) ocupan los puestos clave de la administración del reino. Sus 8 mil parientes tienen sueldos de hasta US$ 100 mil.

La tradición indica que en el trono deben sucederse los hijos del rey Abdulazis, fundador del reino (1932-1953). Los pocos hijos que sobreviven no bajan de los 60 años, por lo que la línea sucesoria se encuentra prácticamente plagada de príncipes ancianos y, la mayoría, enfermos.

El rey regresó a Riad el pasado mes de febrero, después de tres meses de tratamiento médico en Nueva York, para calmar los ánimos en su país, afectado ya por las revueltas árabes originadas un mes antes en Túnez.

Su primera medida fue decretar un paquete de ayudas económicas millonarias a favor de los pobres, los jóvenes, y los desempleados, medida que en pocos días logró ahogar el descontento popular.

La avanzada edad de la rey y la delicada salud de su heredero ponen de relieve la delicada cuestión de la sucesión en el reino. El siguiente en la línea sucesoria, el septuagenario príncipe Nayif -hermano de Sultan y ministro del Interior- se encuentra recibiendo tratamiento médico no especificado desde hace casi dos años.

En un país donde la monarquía es el pilar fundamental en el plano político, religioso, económico y militar, las cuestiones sucesorias son claves. Tanto es así que el rey Abdallah creó un “consejo de filiación”, formado por los hijos y nietos del fundador del reino, para aplacar las luchas internas por puestos clave en la sucesión.

Esto significa que unos 8 mil príncipes varones, todos descendientes de Abdulaziz, y que ocupan estratégicamente los puestos de influencia en el reino, deberán ponerse de acuerdo en el próximo recambio de rey, para nombrar heredero.

Pero la brecha generacional complica notoriamente el contexto. La tercera y cuarta generación del clan Saud están divididas no sólo por afiliación política y religiosa, sino que además sus edades van de los 20 a los 90 años.

Al mismo tiempo que los ancianos y enfermos hijos de Abdulazis (de los que sobrevive hoy una veintena) reclaman su derecho a ser reyes uno tras otro, los príncipes jóvenes de la dinastía están tomando cada vez más protagonismo en la política nacional.

(*) Especial para Perfil.com.