La candidata demócrata Jenny Oropeza fue reelegida como senadora por el estado de California, pero no podrá ocupar su banca por una razón más que atendible: murió hace dos semanas de una hemorragia cerebral derivada de una larha lucha contra el cáncer.
La legisladora, de 53 años, fue mantenida en las boletas electorales como estrategia demócrata de no dejar el distrito en manos del candidato republicano, y con afiches publicitarios se explicó a los votantes la triste cuestión. Lo cierto es que a la hora del recuento, Oropeza reunió el 58% por ciento de los votos, contra el 36% del republicano John Stammreich.
El anuncio publicitario demócrata llamaba a votar por la fallecida Oropeza, acusando a los republicanos de estar tratando de sacar provecho de la dramática situación. Los republicanos, por su parte, reaccionaron quejándose de que esos anuncios eran "una influencia ilegal" sobre los votantes.
¿Como seguirá la historia? Obviamente los demócratas intentarán nominar a un reemplazante de Oropeza para que ocupe su escaño, pero lo más probable es que la justicia electoral termine convocando a una nueva elección especial en diciembre
No es la primera vez que un candidato muerto gana una elección en Estados Unidos. El fallecido gobernador de Missouri, Mel Carnahan venció al republicano John Ashcroft en la lucha por una banca en el Senado en el año 2000.
El popular gobernador murió en un accidente aéreo el 16 de octubre de ese año, cuando ya era demasiado tarde para cambiar su nombre en la votación. Lo reemplazó temporariamente su esposa, antes de perder dos años después en una elección especial.
Fuente: CNN